Ricardo López, de 4 años, y Ronald Alberto López, de 7 años, fallecieron calcinados la noche del miércoles en un devastador incendio en su vivienda de la colonia Nueva Suyapa, en la capital hondureña, dejando a sus padres en un duelo inconsolable y el hogar reducido a cenizas. Según relatos de vecinos y medios locales, los menores fueron dejados encerrados en la casa por su padre, quien salió a recoger a la madre del trabajo durante una intensa lluvia que dejó sin electricidad la zona.
La decisión, tomada para evitar que los niños se mojaran, resultó fatal cuando la luz regresó brevemente y luego falló nuevamente, provocando un cortocircuito en un electrodoméstico que desencadenó el fuego en la precaria estructura de madera y lámina de zinc.
Elementos de la Policía Nacional y del Cuerpo de Bomberos acudieron alertados por una explosión que rompió el estruendo de la tormenta, pero ya era demasiado tarde: uno de los niños intentó refugiarse bajo una cama y el otro permaneció en la suya, sin poder escapar. El personal de medicina forense retiró los cuerpos calcinados en la madrugada de este jueves, mientras los padres aún no han llegado a la morgue para reclamarlos.
La tragedia no solo se cobró las vidas de los pequeños, sino que destruyó todos los enseres familiares, dejando solo escombros, zapatos infantiles y una bicicleta como mudos testigos de lo que fue un hogar de cuatro personas. Las autoridades investigan las causas exactas, en un recordatorio doloroso de los riesgos en viviendas vulnerables ante fallos eléctricos y condiciones climáticas adversas.