
En un sorpresivo giro diplomático, el líder norcoreano Kim Jong-un saludó este miércoles al jefe de la delegación surcoreana, Woo Won-shik, durante un desfile militar en la plaza de Tiananmen, en Pekín.
El breve intercambio, confirmado por la oficina de Woo, se produjo pese a que Corea del Norte ha calificado recientemente al Sur como un «Estado hostil», marcando un inusual gesto de distensión en medio de años de ruptura total en la comunicación bilateral.
Aunque el saludo fue breve y sin mayores declaraciones, funcionarios surcoreanos lo consideraron un hecho “significativo en sí mismo”. El encuentro se da en el marco de la visita oficial de Woo, quien también se reunió con el presidente ruso Vladímir Putin para abordar la situación en la península coreana.
Analistas interpretan el gesto como una posible señal —aunque mínima— de apertura al diálogo, especialmente bajo el liderazgo conciliador del nuevo gobierno surcoreano encabezado por Lee Jae-myung.