
En las Artes Plásticas, en educación media, vimos el interesante fenómeno de la refracción, que es la capacidad que tienen los cristales de reflejar la luz y los colores hacia otros lados, con tal capacidad que una luz refractada puede iluminar y afectar otros cuerpos y otros lugares. Nos aferramos al fenómeno de la refracción para ilustrar como la nueva recompensa fijada por el Departamento de Justicia de EEUU sobre la cabeza del dictador venezolano Nicolás Maduro, al incrementar de 25 millones a 50 millones de dólares, puede cambiar la vida de Maduro en todo sentido y de varios socios y amigos de su entorno.
Esta, que sin duda es una estrategia omnidireccional de EEUU, se sale del marco común de las amenazas tibias o sombrerazos, como las llaman los costarricenses. El hecho de fijar la friolera de 50 millones de dólares sobre la cabeza de Nicolás Maduro, sin duda que alimenta el hambre de los cazadores de recompensas, dentro y fuera de Venezuela, por lo que es seguro que el régimen chavista habrá tomado a estas alturas todas las precauciones para poner a Maduro fuera del alcance de cualquier iniciativa de algun cazador, que hay muchos en el mundo, y que por 50 millones de dólares serán capaces de tomar riesgos para ganarse la jugosa recompensa.
El problema para Maduro es que, al ser calificado por el Departamento de Justicia como narcoterrorista y conspirador para introducir cocaína, armas y dispositivos destructivos, queda en la mira del mismo gobierno de EEUU, que, por estas tipificaciones está amparado en la ley para ejecutar acciones militares para capturar a Maduro que, ahora es una presa a cazar por el gobierno estadounidense. Maduro lo pensará mucho para poner un pie fuera del Palacio de Miraflores en Caracas, en el que a manera de bunker se ha instalado con toda la vigilancia militar posible dispuesta a librar una guerra contra quienes tengan la osadía de penetrar a Caracas para llevarse al dictador venezolano.
Con esta recompensa sobre su cabeza, Nicolás Maduro no podrá llevar una vida normal, desconfiará de todo cuanto se mueva a su alrededor, porque cualquiera que no sea parte de su familia mantendrá encendida la tea de la ambición, dispuesto a ganarse tan enorme recompensa que nunca antes EEUU había ofrecido por la captura de un criminal, porque Maduro dejo atrás el simple papel de delincuente, al ser triplicada su figuración como narcotraficante, terrorista y dos veces conspirador: por introducir cocaína, armas y dispositivos destructivos a EEUU. Con semejante carga criminal que le hace el Departamento de Justicia de EEUU, Nicolás Maduro hoy ya no tiene espíritu para burlarse de su perseguidor como lo ha hecho en ocasiones anteriores cuando se le puso precio cómodo a su cabeza de 10, 15 y 25 millones de dólares. Esta vez la cuantía impuesta a su cabeza es de tamaño mayor, 50 millones de dólares, suma que puede poner loco de ambición a cualquier agrupación especializada en la compleja labor de cazar delincuentes y criminales.
Pero ¿por qué pudiera interesar a los hondureños esta diligencia estadounidense de lanzarse a la captura de Nicolás Maduro? De nuevo apelamos al fenómeno de la refracción para buscar la explicación. La estrategia de EEUU al fijar semejante recompensa sobre la cabeza de Maduro es para generar una refracción que llegue a los amigos y cómplices del dictador venezolano, que son declarados enemigos de EEUU. Este mensaje del más alto nivel de EEUU viene dirigido también a los cómplices de Maduro en los países que se han constituido en un bloque antiestadounidense, que representan un peligro para la seguridad de EEUU. El hecho de declarar a Maduro narcoterrorista y conspirador de dos delitos de alta cuantía significa que el Departamento de Justicia puede lanzar operativos militares con el objetivo de efectuar capturas.
Este tipo de acciones están dentro de lo posible una vez que el secretario de Estado, Marco Rubio, dijo en las últimas horas que el gobierno estadounidense está planeando acciones militares que conllevan a capturar ciertos objetivos. Por el momento, EEUU no ha dejado entrever si tiene un mapa de objetivos donde pondrá en vigencia los operativos, pero es muy obvio que al calificar a Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Padrino López como los cabecillas del «Cartel de los Soles», el Departamento de Estado hizo el trascendental agregado que «el Cartel de los Soles utiliza el territorio de Honduras y otros» para propiciar el tráfico de drogas hacia EEUU, lo que indudablemente también pone a las autoridades hondureñas en la mira del Departamento de Justicia.
Conclusión: la estrategia de ponerle un alto precio de 50 millones de dólares a la cabeza de Nicolás Maduro, adornado con los peores calificativos: narcoterrorista y conspirador de introducir drogas y armas a EEUU, es una medida omnidireccional que abarca a los amigos y socios de Maduro en el entorno venezolano, donde nuestro gobierno se instaló sin tomar en cuenta lo que se le venía a Nicolás Maduro desde EEUU.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 8 de agosto de 2025.