EL ECO DE LAS IGLESIAS

Las iglesias, las dos grandes congregaciones religiosas que prevalecen en Honduras y en el mundo, la Confraternidad Evangélica de Honduras y la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica de Honduras, se pronunciaron el fin de semana, convocando a los hombres y mujeres de fe a una extensa oración por Honduras, en una caminata en paz y esperanza para expresar el deseo de tener una Honduras de justicia, libertad, unidad, paz, desarrollo y respeto. El mensaje de ambas iglesias es contundente y está dirigido con precisión: demanda que la voluntad de los hondureños, legítimamente expresada en las urnas, debe ser respetada el 30 de noviembre y cada 4 años.

La Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica como la Confraternidad Evangélica de Honduras, al invitar a todos los hondureños a caminar el 16 de agosto en la tarde, anuncian el inicio de un camino que pone la mirada en el día 30 de noviembre, cuando celebraremos las elecciones para elegir a un nuevo Presidente, diputados y alcaldes, que serán las nuevas autoridades que regirán los destinos de nuestro país a partir del próximo año, con la rogativa a los aspirantes políticos que desistan de asistir a la marcha para evitar que el evento sea politizado. Este llamado de las iglesias ha recibido el único rechazo por parte del PLR, que reclama su derecho a unirse a la marcha, obviamente no con la intención de sumarse al llamado de los evangélicos y los católicos, sino para inyectarle una dosis de caos, que es el veneno que el PLR sabe usar para neutralizar o destruir todo aquello que se interpone en sus objetivos políticos de controlar el poder.

Las iglesias en su comunicado se hacen eco del sentir y pensar de los hondureños, que, en estos momentos, por donde uno va, por los cuatro puntos cardinales del país, escucha el clamor general: los ciudadanos no quieren un candidato o candidata, que, tanto él o ella, como el partido que encarnan, hayan sido implicados en corrupción y en narcotráfico. Las iglesias son las instituciones que mejor captan el sentir y pensar de los ciudadanos y muy especialmente en este tiempo cuando los hondureños no ocultan su rechazo a todo aquello que esté vinculado con la corrupción y el narcotráfico. 

El mensaje de las iglesias es contundente por la precisión: han recogido el eco de los hondureños, que cansados de tanta mentira de los gobernantes, quieren un candidato presidencial limpio de corrupción y de narcotráfico. Aunque no lo parezca, sigue habiendo politicos decentes, lo que ocurre es que estos han sido arrollados por la avalancha de oportunistas que han irrumpido en la política solo para medrar y enriquecerse una vez que ascienden a un cargo público. Urge expulsar a los oportunistas y la única forma es usar todos los instrumentos que la ley ofrece, siendo los verdaderos politicos, los que tienen todavía la pasión por servir al país y a la ciudadanía, los primeros interesados en expulsa a los oportunistas que ansían un cargo público solo para usar los recursos sin ninguna vergüenza, como lo estamos viendo en las redes donde los actuales diputados del partido gobernante confiesan el manoseo de grandes sumas de dinero para su beneficio y para fortalecer la candidatura de Rixi Moncada.

Los hondureños tenemos en las elecciones del 30 de noviembre la mejor herramienta para recuperar la decencia en el ejercicio de la política; al conglomerado nacional le irrita que el PLR le quiera tomar el pelo anunciando una y otra vez la farsa de la instalación de la CICIH, una promesa incumplible para el gobierno de Xiomara Castro, porque la instalación de esta comisión sería un suicidio para el partido de gobierno, que debería rendir cuentas de todos sus desmanes en los cuatro años de desgobierno.

A los hondureños les repugna el servilismo del jefe del EMC de las FFAA, Roosevelt Hernández, dado que nunca antes un jefe militar había puesto la institución castrense al servicio de un partido político que entre sus objetivos no tiene un buen propósito para la misma entidad militar. De allí que Roosevelt Hernández tiene muy bien ganada una andanada de repulsa popular de los hondureños, que si bien algunas veces han desconfiado de las FFAA, hoy, no pueden ocultar su desaprobación y su condena a la actuación del jefe militar que sin pudor alguno actúa como otro dirigente activista del PLR.

El mensaje contundente de las iglesias Evangélica y Católica es genuinamente trascendental en los actuales momentos, cuando la desconfianza se ha apoderado de los hondureños. La petición de los líderes católicos y evangélicos se traduce en una excitativa a todos los aspirantes políticos, a que tengan gestos de reconocimiento mutuo y dialogo por el bien de Honduras. Este deseo expresado en su llamado por las iglesias es muy diáfano: si las iglesias Católica y Evangélica son capaces de unirse en pro de la mejor causa que es Honduras, de igual manera deberían hacerlo los políticos. Hay que unirse. Si católicos y evangélicos tienen el coraje de abrazarse, unirse y marchar por Honduras, otro tanto deben hacer liberales y nacionalistas, y demás que comulguen por la buena causa que es mantener a Honduras como un país donde impere la justicia, la libertad, la paz, el desarrollo y el respeto. 

Los dirigentes evangélicos y católicos les han señalado a los políticos de oposición cuál es el camino a seguir para evitar que Honduras se pierda y caiga atrapada en el totalitarismo internacional encarnado en Honduras por el PLR.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 21 de julio de 2025.