
Miles de iraníes huyen de Teherán ante los bombardeos israelíes que han dejado al menos 232 muertos en seis días, agravados por las amenazas de EE.UU. de intervenir. Las carreteras hacia el norte, como a Anzali, están congestionadas mientras ciudadanos como Meisam, ingeniero de 39 años, y Naghmeh, profesora de 32, buscan refugio en ciudades como Tafresh. “Jamás imaginé ver mis calles bombardeadas”, relata Meisam a EFE, mientras Naghmeh critica la ausencia de alertas oficiales en Irán, a diferencia de Israel. El temor a una guerra prolongada o colapso del régimen se mezcla con la incertidumbre sobre el futuro.
Irán enfrenta un apagón de internet de 24 horas, el peor desde 2019, según NetBlocks, tras ciberataques que afectaron bancos y medios. Los bombardeos israelíes del miércoles golpearon el Ministerio de Defensa y la Policía, mientras Irán respondió con ataques que dañaron el hospital en Beersheba, Israel, asegurando que apuntaba a bases militares cercanas. La escalada de violencia, amplificada por la incomunicación digital, intensifica la crisis, dejando a ciudadanos como Naghmeh anhelando “sonreír al final de esta pesadilla”.