
El principio de la libertad de expresión lo concede la sociedad, sin restricciones, y es conveniente hablar de donde nos viene ese derecho. Conforme a las normas internacionales tenemos derecho a pedir libertad para expresarnos, porque somos seres personales que crecen abriéndose al entorno y creando formas de vida comunitaria, una condición que nos exige colaborar al bien común. De allí que, ejercer el derecho a la libertad de expresión es para garantizar a la nación, a sus habitantes y a todos los sectores que la constituyen, un clima de libertad en el marco de la ley, no importando que sean gobernantes o gobernados.
El filósofo Karl Jaspers subraya enérgicamente el nexo entre la libertad y la verdad. Jaspers sostenía que la libertad es la victoria aplicada sobre el arbitrio, pues la libertad coincide con la necesidad de la verdad. El arbitrio surge cuando alguien quiere imponer a toda costa una opinión, un criterio, una decisión que solo favorece a un sector, pero no a la mayoría de la nación.
En este sentido, la reciente homilía del Cardenal Rodríguez no partió de opiniones ni de invenciones, sus reclamos como líder religioso estuvieron basados en hechos sobre medidas y actitudes del gobierno actual que constituyen amenazas para la sociedad hondureña, y su forma de gobierno democrático. Rechazar la ideología populista que se basa en imposiciones de un orden internacional, no es el pensamiento exclusivo del reconocido líder católico, es el pensamiento de la inmensa mayoría de los hondureños y ciudadanos del mundo que han hecho un creativo de las libertades que abandera la democracia, que ha contribuido a crear un clima propicio para vivir en paz, tranquilidad y libertad.
Los hondureños que nos manifestamos en público con honestidad cívica, lo hacemos procurando contribuir al bien común, en cambio los que lanzan mensajes que acrecientan la confusión de la opinión publica sobre cuestiones importante del país, son personas a las que hay que reprochar el malsano propósito de engañar a los ciudadanos sobre sus propósitos festinados que no conllevan al bien común, sino únicamente a controlar todos los estamentos de poder para fines inconfesables.
La candidata del PLR, Rixi Moncada, creyendo que los hondureños, que en una gran cantidad profesamos la fe católica, somos tontos, alabó al Papa Francisco con una distorsión monstruosa, atribuyéndole falsos elogios, porque el Papa Francisco en su momento condenó las ideologías, por sus terribles consecuencias en contra de la humanidad. Lo que expresó el Papa Francisco al recibir a los miembros del Pontificio Comité de Ciencias Históricas fue algo categórico: «las ideologías matan».
Un enfoque respetuoso de la verdad, en la misma línea lo hizo el Cardenal Rodríguez, porque en efecto, el partido gobernante PLR gasta el dinero de los contribuyentes y endeuda cada vez más a nuestro país, financiando actividades que buscan instaurar en forma indefinida un proyecto político amarrado al populismo internacional, que es una ideología tan gastada como fracasada, pero reinventada por el Foro de Sao Paolo como la plataforma de poder que se contrapone al sistema democrático de vida, basado en el respeto a las libertades.
La candidata del PLR, Rixi Moncada, por su escasa capacidad intelectual, no pudo rebatir la crítica contenida en la homilía pronunciada por el Cardenal Oscar Rodríguez, que sin duda hizo mella en la hipocresía política de la candidata del PLR, cuya respuesta empobrecida por la burda descalificación a la crítica formulada por el líder católico, no pudo negar la inoperancia del gobierno que afecta a la salud pública del pueblo hondureño en todo sentido. Las pobres declaraciones de Rixi Moncada rayan en la intolerancia que es el fuerte de los populistas para defender sus fracasadas posturas anacrónicas.
La homilía del Cardenal Rodríguez se amparó en la libertad de expresión, un derecho que también les asiste a los líderes religiosos; en este sentido, pretender, como dice Rixi Moncada, que los líderes religiosos no tienen derecho a opinar sobre los asuntos del país, es un abuso de la intolerancia, algo que es muy propio de las ideologías fracasadas que se sostienen en el autoritarismo, donde la clave es negar la libertad de expresión, como su principal arma para destruir el espíritu de la verdad.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 11 de junio de 2025.