EL GENIO DEL MAL

La intentona de aprobar la mal llamada Ley de Justicia Tributaria en la medianoche de ayer es una de las habilidades del usurpador presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo. Jugándole la vuelta a los diputados de oposición, Redondo, empleando la treta del vacío, cuando parecía que la agenda estaba evacuada y los diputados liberales y nacionalistas abandonaron el hemiciclo para dedicarse a reuniones políticas, actuando como el tenebroso estafador en los juegos de naipes, llamó a los diputados suplentes del PLR para rearmar el quórum y disponerse a agotar la última lectura del mencionado proyecto que más que ley es un verdadero despropósito tributario. Porque, la creación de impuestos, de acuerdo a las teorías fiscales, lleva el buen sentido de ayudar a la creación de beneficios para los ciudadanos, entre ellos la generación de puestos de trabajo.

La mal llamada Ley de Justicia Tributaria es un instrumento que lleva el sentido contrario a toda ley positiva, siendo su finalidad eminentemente destructiva, al eliminar una serie de incentivos que el Estado otorga al sector empresarial para coadyuvar a la generación de empleo. En este sentido, el desnaturalizado proyecto es una especie de «contra-ley» que terminará por reducir el nivel competitivo, con lo que acabaría por malograr muchas empresas que terminarían por convencerse que en Honduras el afán del actual gobierno es frenar el espíritu de crecimiento, que es lo que estimula a invertir más y a generar más puestos de trabajo.

Cualquier iniciativa del gobierno puede pervertirse cuando está de por medio un objetivo ideológico que no persigue el bienestar del pueblo, sino alcanzar más espacios de poder, concentrando más ingresos para que el gobierno pueda consolidarse a través del nefasto clientelismo politico que consiste en regalar dinero a personas de ciertos sectores para asegurar votos para ganar una elección. En esta política populista, al gobierno no le preocupa crear más necesidad en la población, porque más bien eso es lo que busca, para que haya más personas dependiendo de las ayudas del gobierno sin preocuparse de obtener trabajo. 

Así funciona el populismo en Venezuela y en Cuba, solo que el dinero nunca es suficiente para mantener contentas a tantas personas que se acostumbran a vivir de mantenidos, extendiendo la mano para recibir las dadivas del gobierno. Y este, para proteger su objetivo, no descansa en acudir a las artimañas inventando tantas maniobras se le ocurren para desplumar a las empresas, que de por sí ya están agobiadas por las diversas cargas tributarias y cargas sociales que no les permiten respirar.

Con ese fin es que se inventó el mamotreto denominado «Ley de Justicia Tributaria» que, con el argumento de hacer pagar impuestos a las empresas que no tributan, es una especie de guillotina fiscal que, al provocar un recorte a las exoneraciones de los combustibles para generar energía, hará disparar la inflación en todo sentido, encareciendo los servicios que al final recaerá en los consumidores provocando más empobrecimiento. Por supuesto que en el enfoque populista del gobierno esto último no le interesa, porque lo que busca es aumentar la crisis para que haya más necesidad, porque entre más necesitados haya, mayor es la dependencia sobre el gobierno. Esta es la teoría del clientelismo politico. Fidel Castro, Hugo Chávez, López Obrador y Gustavo Petro no han tenido reparo en confesar que «hay que crear las condiciones de pobreza, porque los pobres son los que votan por este tipo de gobiernos en los que Fidel Castro, Hugo Chávez, y otros, se han basado para eternizar en el poder».

Instrumentos como la mal llamada «Ley de Justicia Tributaria» son los mecanismos que usan los gobiernos populistas para debilitar a las empresas que son las que crean los puestos de trabajo. En este objetivo diabólico juegan un papel crucial personas inescrupulosas que ascienden al engranaje político de manera irregular como el diputado Luis Redondo, que fue impuesto en la Presidencia del Congreso Nacional en forma violenta y arbitraria. Redondo es el prototipo del personaje que se presta para hacer las tareas sucias de las que se vale todo gobierno populista que desprecia la ley, que rechaza a toda institución que no logra controlar y que se empeña en debilitar, para someterla a su entera disposición, como es el caso del CNE.

El regreso oportuno de los diputados de oposición al filo de la medianoche al hemiciclo legislativo, evito que el diputado Redondo pudiera cometer su fechoría y concretar la aprobación del temerario adefesio antijuridico. Lo acontecido anoche en el Congreso debe servir de lección a los diputados de oposición, para que no descuiden ni un segundo su responsabilidad de permanecer en su respectiva curul, porque estando al frente de la cámara el diputado Luis Redondo, todo un genio del mal, cualquier treta o ardid se puede inventar para introducir la peligrosa «contra-ley» de injusticia tributaria, que solo busca engordar las arcas del gobierno para satisfacer el propósito continuista, a costa de destruir al sector empresarial, que es el que produce empleos.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 8 de mayo de 2025.