
«Jugar con la salud del pueblo» ha sido una muletilla que indistintamente han usado los políticos cuando están en la oposición, para minar la estabilidad de los que están al frente de los asuntos del Estado, pero esta vez, el Gobierno que conduce el PLR ha llegado al extremo de afectar la salud del pueblo de la manera más inhumana, por varias decisiones tiradas de los cabellos. La eliminación del fideicomiso para la compra de medicamentos de los hospitales fue el primer azote con el que el Gobierno de Xiomara Castro empezó a fustigar a los hondureños que dependen de las atenciones que presta el sistema de salud pública a las personas de escasos recursos. A partir de ese momento, el Gobierno de la Presidente Xiomara Castro asumió una política incomprensible en el ramo de Salud, en el que se trabajó hasta el infinito con un lenguaje confuso desde la Secretaria de Salud, para negarle una atención constante a los hondureños en los hospitales públicos.
Las últimas tres semanas constituyeron un período de martirio para miles de pacientes que se quedaron sin atención en los hospitales, por un absurdo comportamiento de la ministra de Salud, Carla Paredes, que desde que asumió la conducción de la Secretaria de Salud, ha actuado como verdugo de los médicos, negándose a encontrar salidas a los reclamos salariales de los profesionales de la medicina, no obstante, ser ella misma una colega que sabe perfectamente que un médico es un ciudadano sujeto de obligaciones que debe atender y cumplir.
En estas tres semanas en que la doctora Carla Paredes se enfrascó en un juego oscuro, en el que mixtificó y complicó cada paso que se daba en los acercamientos con el gremio médico, produjo un daño lacerante a miles de hondureños que se quedaron sin recibir la atención medica programada. Habrá forma de contabilizar de alguna manera la cantidad de pérdidas de vidas por la ausencia de los médicos en los hospitales, que si bien mantuvieron activas las emergencias, muchos pacientes que padecen dolencias y enfermedades crónicas pudieron entrar en tal estado de agravamiento que los acercó al final de su existencia.
Este daño moral y físico no hay forma de compensarlo ni resarcirlo, el enfermo que complicó sus condiciones de salud se queda con el déficit más grave que puede sufrir un ser humano que es acortar la vida por falta de atención médica. Mientras la ministra de Salud, Carla Paredes, jugaba su papel de «ministra invencible», que no estaba dispuesta a cederles un comino a los médicos que solo reclamaban el pago de sus salarios, centenares de hondureños pudieron haber tenido un retroceso en su recuperación sanitaria. No hay forma cómo resarcir a una persona que ve como la vida se le escapa por falta de atención médica, al no tener la posibilidad de costear un servicio médico privado que, por lo general, no está al alcance de las personas de escasos recursos.
El daño que la terquedad y la torpeza con que actuó la ministra Carla Paredes, produjo a miles de hondureños una perdida parcial de la vida, porque también a un ser humano se le puede matar a cuentagotas, especialmente cuando el Estado le niega el derecho a la salud. Y lo que hizo la ministra de Salud es precisamente eso, mientras jugaba el absurdo papel de «ministra inflexible» frente a los médicos que reclamaban el cumplimiento salarial del gobierno, miles de personas eran víctimas de la ingratitud y la soberbia oficial a través de una funcionaria que asumió la cartera de salud sin la elemental noción del cumplimiento del juramento hipocrático. Porque el médico está obligado a ser más humano cuando asume un cargo público desde el cual se deben resolver y no complicar los asuntos que tienen que ver con la atención de la salud de los hondureños.
El problema radica en la conducta populista de la ministra Carla Paredes, porque no asumió el cargo para atender la salud de los hondureños, desde el principio se le vio que lo suyo era la actuación política, su único objetivo era demostrar que tenía un poder delegado, aunque para demostrarlo fuera a costa de la salud de los hondureños. Por eso, una y otra vez se reunía con la dirigencia del gremio médico con el propósito de no cumplirles a los médicos, y alargar el conflicto, la vía perfecta para anarquizar el sistema de salud. Y ya se sabe quién es el autor de esta tesis en el gobierno.
Como sucede siempre en estos casos, el populismo practicado por la ministra Carla Paredes corrompió los procedimientos de la Secretaría de Salud, hasta el momento en que el gremio médico, cansado del maltrato de la funcionaria acudió a la primera instancia del Poder Ejecutivo, donde fueron atendidos con promesas de resolver la causa principal de las asambleas informativas que es el impago de los salarios de muchos médicos. En este remedo de arreglo, en el que la seriedad está en duda, en el Ejecutivo dejaron fuera a la ministra Carla Paredes, con lo cual la ministra debe entender que la abandonaron en su juego arbitrario. La pobre ministra que creyó ser una «superministra», bien se merece el título de «la ministra de las tres T «: terca, torpe y tonta.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 23 de abril de 2025.