
Nery Alexis Gaitán
El Poder Legislativo es vital en el contexto democrático, ya que es el que legisla las leyes en las cuales descansa la vida democrática de nuestra sociedad. Los tres Poderes del Estado conforman nuestra nación republicana.
En nuestro país el Poder Legislativo está compuesto por 128 diputados propietarios y 128 suplentes. Son demasiados para un país extremadamente pobre como Honduras. La derogación en sueldos y canonjías es millonaria. Ahora hasta los diputados suplentes reciben sueldo. Es así que los hondureños tenemos que pagarles, sólo en salarios, más de nueve millones de dólares al año, a estos diputados haraganes e irresponsables. Situación arbitraria e injusta, la mayoría de este dinero se debería invertir en obras sociales, en hospitales, medicinas y demás. Indigna cuando miles de hondureños no tienen ni para comer los tres tiempos al día, mientras estos aprovechados se dan la gran vida.
Ahora resulta que tienen casi dos meses de no sesionar, sin justificación real alguna. Todo empezó porque Libre desea imponer un Fiscal General a su medida. Es decir, una persona que siga a pie juntillas su agenda política para que en ningún momento vaya a presentar requerimientos fiscales en su contra. Debido a que por un lado arrastran ríos de corrupción; y, por otro lado, que la Fiscalía apoye la intentona de convocar a una asamblea nacional constituyente para redactar una nueva Constitución y que la señora X, u otro lacayo, se perpetúe en el poder.
El Presidente ilegal del Congreso, Luis Redondo, es un pusilánime, desde el inicio se entregó completamente a los dictados de Libre, traicionando a su bancada y al PSH. Para su desgracia, es un incapaz, que la camisa le quedó extremadamente grande para ostentar ese digno cargo. No tiene ninguna capacidad de negociación y desea imponer a la fuerza lo que le ordenan desde casa presidencial.
El verdadero Presidente del Congreso es Carlos Armando Zelaya Rosales, hermano de Mel y cuñado de la señora. Y recalco este parentesco porque sobre él descansa la agenda política que se ha instaurado en el Congreso Nacional; sus parientes se la han asignado.
Y es que la bancada de Libre, adversa a nuestro sistema democrático, no está interesada en consensuar, en llegar a negociar lo que es mejor para Honduras; únicamente desean imponer sus dictados, cueste lo que cueste. Y no les importa si para ello tienen que incendiar de nuevo este país.
Las declaraciones de Carlos Zelaya son contundentes al respecto: “No volveremos a sesiones hasta que no se elija al Fiscal General propuesto por Libre”. Es así que no está interesado en negociar con la oposición; y parece que el capricho le va a durar mucho tiempo sin que a él le importe que el Congreso esté paralizado.
Es en verdad lamentable que por defender posiciones políticas le den la espalda al pueblo y sus urgentes necesidades. Ya el Consejo Nacional Anticorrupción hizo un informe de la carretada de millones que se pierden porque los diputados no sesionan. No se ponen la mano en la conciencia ni se conduelen del dolor de nuestro pueblo. Ahí están esperando en el Seguro Social que los diputados aprueben un fidecomiso para abastecerse de medicinas y equipo médico para beneficiar a los derechohabientes. Y así podríamos seguir enumerando las necesidades urgentes que se tienen, de vida o muerte, sin que a los diputados les importe un comino.
Este es un Congreso altamente improductivo, politizado por la izquierda para causarle males al pueblo hondureño. Los diputados están obligados a sesionar y desarrollar una agenda legislativa que beneficie a los más necesitados.
El que los diputados, de Libre en este caso, no sesionen, sólo reflejan su desamor por Honduras. Como no han trabajado no se les debería de pagar sus jugosos salarios.
¡Libre nunca más!