
Nery Alexis Gaitán
Ya sabemos que esta ciudad, Tegucigalpa, está colapsada en muchos aspectos, tal como lo hemos manifestado en artículos previos. Respecto al parque vehicular tiene capacidad para que se movilicen alrededor de doscientos mil vehículos, pero ese número se ha rebasado y ahora circulan, en un caos horrible, alrededor de 800 mil que incluye los vehículos de los municipios cercanos.
Pero esta horrible situación del tráfico, que se da a todas horas, no es motivo para que los motoristas se comporten como bestias salvajes. Sin ningún tipo de respeto ni consideración hacia sus semejantes. No respetan en lo absoluto la Ley de Tránsito y hacen lo que les da su bendita gana.
Los buseros conducen como energúmenos sin control o precaución. Manejan a velocidades mortales, se creen los personajes de “Rápidos y Furiosos” y no les importa provocar accidentes ni matar personas. Por lo general andan drogados. Son malcriados, irrespetuosos, unos completos jayanes que insultan a los demás por cualquier circunstancia. Hacen fila doble, se suben a las calzadas y se paran donde les da la regalada gana para bajar o subir pasajeros. Lo dicho, son unos conductores del demonio que sólo males y daño provocan constantemente.
Los taxistas son los hermanos diabólicos de los buseros. Conducen de igual forma y no respetan para nada la ley. Causan caos vial ya que se medio estacionan donde les da la gana para bajar o subir pasajeros; manejan guiados por el demonio y no les importa colisionar con otros motoristas ya que buscan incautos que les paguen la tarifa diaria. Son malcriados y cobran cantidades exageradas en carreras particulares.
Los motociclistas, que deberían conducir como un vehículo más y esperar su turno en la fila, se comportan de igual manera desastrosa. Conducen a velocidades temerarias, se meten entre los vehículos imprudentemente; rebasan por la derecha, se paran donde quieren y no respetan a nadie. Por eso todos los días se mueren motociclistas, por su forma imprudente de conducir. Por lo general no hacen fila y llegan sin dilaciones adonde se dirigen, entonces ¿por qué siempre andan en una carrera infernal? Supongo que es debido a que la ley se la pasan por las partes nobles.
Las personas particulares, muchos con estudios avanzados o profesionales exitosos, que manejan vehículos, desde chatarras, hasta carros lujosos del año, son igual de malcriados e intolerantes. La educación y las buenas maneras brillan por su ausencia. También manejan de forma imprudente, no respetan la fila y al menor descuido le quitan el derecho de vía a otros conductores. Andan como locos y no respetan a nada ni a nadie; y también manejan bajo la influencia del alcohol y las drogas. Por eso es alarmante la cantidad de accidentes de tránsito que se registran con la consiguiente pérdida de valiosas vida humanas.
Como vemos, el infierno que es el tráfico está agravado por la forma irresponsable y peligrosa en que se comportan los conductores. La imprudencia y el irrespeto son la norma al conducir en toda Honduras y no sólo en Tegucigalpa. Igual que a las demás leyes, los conductores no respetan la Ley de Tránsito, esa es la tragedia nacional: el irrespeto absoluto a las leyes.
La policía de Tránsito, que por cierto son muy pocos para una ciudad tan grande como Tegucigalpa, es totalmente ineficiente. Cuando realiza operativos lo que hace es entorpecer la circulación del tráfico. Eso sin mencionar la corrupción imperante en ese organismo.
Ahora que estamos en pleno feriado morazánico los accidentes de tránsito y las muertes seguirán, mientras los conductores no cambien su forma irresponsable de manejar. Urge que modifican su comportamiento, conduzcan con precaución y respeten la ley.