La tiranía del celular

Nery Alexis Gaitán

No se pone en duda lo grandiosa que es la tecnología. Las comodidades de la existencia moderna son posibles gracias a los adelantos tecnológicos que han facilitado una mejoría ostensible en casi todos los aspectos de la calidad de vida. Sin los adelantos tecnológicos volveríamos a un pasado lleno de limitaciones.

Aunque la tecnología ha mejorado la vida en el planeta (y esto es muy discutible al constatar los graves daños al medio ambiente; los bombas nucleares, el armamento, etc.) lo cierto es que el ser humano es desequilibrado. Lo que construye para bien, siempre termina usándolo para hacer daño; así es la condición humana, que tiende a la maldad. Y a destruir lo bueno de la vida.

El impacto que la tecnología ha tenido en la educación es impresionante. Aparte de modernizar la transmisión de contenido por múltiples medios, la educación virtual ya es parte de nuestra vida cotidiana. Se ha facilitado y popularizado el acceso a la educación; ahora, el proceso de enseñanza-aprendizaje es completamente accesible desde cualquier lugar.

Más del 60% de la población mundial tiene acceso a una computadora; y alrededor del 90%  tienen acceso a un celular. Pero así como la tecnología tiene un lado positivo, que mejora la calidad de vida, también tiene un lado negativo. Las personas, por medio de la información que reciben, llegan a un punto que se despersonalizan, se vuelven altamente consumistas, tanto de productos como de antivalores.

Las redes sociales, si por un lado conectan a las personas alrededor del mundo, por otro lado lo atiborran de información de poca o nula calidad; gran parte de la información que se recibe desorienta y condiciona a vivir una vida de valores degradados. La juventud es la más influenciada y, por lo tanto, es víctima de campañas nocivas que lo alejan de todo lo bueno y noble.

Es así como hemos llegado al extremo de que el celular gobierna la vida. Y lo peor es que está educando a los jóvenes. Ahora, casi desde que nacen, los niños tienen el celular en la mano. Los padres irresponsables no supervisan el contenido al cual tienen acceso sus hijos. Es así como hemos visto niños de tres años en adelante viendo videos pornográficos. El daño a la psiquis infantil es pavoroso. Y las carencias que muestran en el proceso educativo son lamentables; tienen enormes deficiencias en compresión lectora, matemáticas y ciencias. Estudios revelan que a mayor uso del celular, menor es el aprovechamiento escolar. Es decir, el celular es un medio por el cual se educan para la vida, pero una vida degradada en todos los aspectos; es la pantalla a la cual accesan a Ia idiotez y la mediocridad.

Y es que no es para menos, las personas consumen horas completas sumergidas en el celular, mandando mensajes, buscando información en Internet o navegando en las redes sociales. La mayor parte de ese tiempo lo malgastan en actividades de ocio que no les trae ningún beneficio, viendo videos, chateando, etc.

La situación es crítica y el celular es el metrónomo de vida, sobre todo, en los adolescentes. Los padres deben regular su uso si en verdad desean que sus hijos no presenten problemas de aprendizaje, y puedan crecer en valores.

Algunos datos escalofriantes: En EE. UU. el 98% de los adolescentes tiene un celular y envían un promedio de 500 msj al día, el 80% duerme con ellos, y el 50% no desconecta sus dispositivos jamás. En la Unión Europea el 94% usa diariamente internet y los promedios del uso del celular son similares. En Honduras, los jóvenes prefieren no comer que no tener un celular.

Como vemos, el celular es el gran maestro de la juventud que, sin control alguno, sumerge a los niños y jóvenes en el consumismo y la mediocridad.