La excusa del golpe

Nery Alexis Gaitán

Las esperanzas del pueblo hondureño eran muy grandes con el nuevo gobierno. El pueblo, cansado de los desaciertos de la administración nacionalista, votó en masa por la coalición. El gane electoral fue producto del voto de castigo y la popularidad de Salvador Nasralla; del 1.7 millones de votos con que ganó la señora, sólo le pertenecían alrededor de medio millón, ese es el caudal de Libre, que en la actualidad se ha disminuido en gran medida por los desaciertos al frente del gobierno.

A todas luces se ha evidenciado, durante estos 15 meses, que no estaban preparados para gobernar. Empezaron a administrar de forma caótica, el nepotismo sólo fue el inicio, luego se dio la ilegalidad de la Junta Directiva del Congreso, el Pacto de Impunidad, una política exterior errática, ningún programa económico, desconocimiento total del engranaje administrativo, la baja ejecución del presupuesto, etc.

Dicen que desde que se inventaron las excusas nadie queda mal; esa es la bandera de este gobierno. Por todo y para todo culpan a la administración anterior, es cierto que los nacionalistas tienen parte de culpa en la situación de pobreza que enfrentamos los hondureños, pero ya sabemos que de nada sirve llorar sobre la leche derramada. Ante los problemas, soluciones.

Lo que se nota es la incapacidad de la señora para enfrentar, tal como se debe, los grandes problemas que el país enfrenta. Entonces hay que echarle la culpa total al que se fue. Y de paso hay que culpar también a los golpistas del 2009 por el descalabro del país.

El cinismo es tanto, que creen que culpando a la oposición van a salir bien librados del descalabro en que tienen actualmente al país. Si recordamos el golpe de Estado o la sucesión constitucional, como el lector quiera llamar a ese evento, sólo fue producto del rosario de delitos que había cometido Manuel Zelaya; ya había perdido la presidencia por su accionar contrario a las leyes y a la Constitución. Que fue erróneo que lo sacaran del país, estamos de acuerdo, pero eso no le quita la responsabilidad penal.

Pero en una actitud de revancha al llegar al poder lo primero que hicieron fue crear el pacto de impunidad para librarse de la cárcel por delitos de corrupción y no políticos. Ahora andan libres y con grandes puestos en el gobierno, aquellos que delinquieron. Vista así la situación, lo que se ha dado es el prolongamiento de la corrupción a diestra y siniestra. El pueblo jamás debe olvidar el gran daño que le ocasionó la cuarta urna -intentaron abolir el sistema democrático y perpetuarse en el poder-. Se dividió la familia hondureña y, de paso, esta intentona dejó nuevos ricos, especialmente dirigentes populares.

Ahora a la señora le indicaron que tenía que revivir el fantasma del golpe para desviar la atención de los graves problemas que el país enfrenta, y que ella es totalmente incapaz de resolver. Habla que los conservadores, la derecha, se opone a todo lo que desea hacer y que están fraguando un  golpe de Estado en su contra. Si ella respeta las leyes hondureñas inmediatamente hubiera hecho la denuncia respectiva para que se investigara hasta las últimas consecuencias.

Lo cierto es que estos globos sonda lo que pretenden es esconder su incapacidad en la administración pública. Si antes estábamos mal, ahora estamos peor. Lo caro de la vida ha crecido desproporcionalmente. La canasta básica es inalcanzable para los pobres; ahora comer los tres tiempos es una hazaña.

Los males sociales se han agudizado a extremos alarmantes; la extorsión, el sicariato y la delincuencia común tienen de rodillas al pueblo hondureño. Las huelgas son constantes, la toma de edificios y oficinas por parte de los colectivos de Libre es asunto diario; la salud está en precario, la educación en abandono, etc.

¡Es lamentable cómo la agenda política de Libre sólo amarguras le ha traído al pueblo hondureño!