
Nery Alexis Gaitán
Es necesario definir en primer lugar que la conciencia dormida es aquella que es gobernada enteramente por el ego. Esto significa que no tenemos contacto consciente en los mundo internos; somos incapaces de establecer comunicación directa con la gama de seres celestiales; peor aún, no somos capaces de ver ni a nuestro ángel de la guarda, que es el más fácil de percibir.
La conciencia dormida nos impide darnos cuenta del karma que cargamos y cómo saldar cuentas con la ley divina. No entendemos nada de la ley de recurrencia ni sus nefastas consecuencias, porque volvemos a repetir los mismos errores del lejano ayer. Con justa razón se dice que al tener nuestra conciencia dormida somos incapaces de transformar nuestra vida radicalmente; es decir, eliminar para siempre todo aquello que mora en nuestro interior y que nos causa tanto daño: el ego.
Al que tiene la conciencia dormida todo le pasa, es incapaz de modificar las circunstancias de su vida; sigue de error en error, de pena en pena, de lamento en lamento. Es incapaz de revolucionar su vida interior y, por ende, vivenciar las grandes realidades del mundo espiritual.
Las personas vivimos con la conciencia dormida. Nos levantamos diariamente como autómatas, vamos al trabajo, estudiamos, hacemos mil cosas aquí y allá, pero todo inconscientemente; sin darnos cuenta plenamente de lo que estamos realizando. La vida, entonces, se nos convierte en una rutina fastidiosa que hay que soportar. Las amarguras, las insatisfacciones, nos agobian constantemente. Todo esto es consecuencia de tener la conciencia adormecida por la injerencia de los yoes en nuestra psiquis.
Tenemos la conciencia dormida porque está gobernada casi en su totalidad por el ego. Los yoes han alterado nuestra conciencia y nos han hecho mecanicistas en un ciento por ciento. Marchamos por la vida sin darnos cuenta de nada; actuamos mecánicamente y nuestras reacciones serán de acuerdo al Yo que se manifieste en ese momento. Andamos completamente identificados con todas las cosas del mundo: dinero, trabajo, amigos, proyectos, amores, bienes, etc. A tal grado que nos hemos olvidado totalmente de nosotros mismos; vivimos a merced de los yoes. Por ello sufrimos reiteradamente celos, ira, orgullo, envidia, lujuria, codicia; todo nos sucede y somos incapaces de modificar nuestra existencia. Esa es verdaderamente nuestra tragedia cotidiana.
Los yoes nos tienen fascinados con todos los juguetes que el mundo ofrece. Todo empieza por la identificación psicológica, que como ya explicamos en un ensayo anterior, consiste en dejar que sean los yoes los que se apropien de los eventos y no la esencia. Entonces los yoes se alimentan y es cuando sentimos y hacemos lo que el Yo nos ordena. En la identificación psicológica no hay conciencia, sólo mecanicidad en la forma de pensar, sentir y actuar, producida por los yoes.
La identificación psicológica conduce a la fascinación psicológica, que es cuando el Yo se manifiesta con mayor intensidad. Cuando estamos fascinados por el Yo no entendemos razones de ningún tipo, la conciencia está completamente aletargada, y si el evento es de ira terminamos liándonos a golpes con el otro; si es de gula comemos hasta que casi se nos revienta el estómago, y así respectivamente.
La fascinación psicológica ha producido el sueño de la conciencia. Lo grave es que las personas ignoramos que tenemos la conciencia dormida y creemos que andar en estado de vigilia es estar despiertos; pero lo cierto es que andamos soñando de lo lindo. Con la conciencia dormida hemos perdido todas las facultades trascendentes del Ser, no somos clarividentes, no podemos ver a los seres celestiales, no tenemos oído mágico, no podemos escuchar los sonidos de las dimensiones superiores, no tenemos capacidad de recordar nuestras existencias previas, etc., etc.
La conciencia dormida se procesa mediante el condicionamiento del Yo, y por lo general estamos presos en teorías, conceptos, opiniones, teoremas…, que nos impiden comprender los fenómenos de la Naturaleza y de la vida de una forma integral. Con la conciencia dormida vivimos en tinieblas.
¡Urge eliminar los yoes para despertar nuestra conciencia y constatar las grandes realidades del mundo espiritual!
Práctica: Debemos eliminar los yoes constantemente.