Intolerancia

Tegucigalpa, Honduras.

El diccionario define tolerancia como: “Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”. La tolerancia es la característica de todo gobierno democrático ya que respeta las ideas de todos los grupos sociales. En cambio, la intolerancia, que no permite ideas contrarias a la agenda gubernamental, es lo que caracteriza a las dictaduras ya sean de derecha o de izquierda; bajo estos regímenes las personas hasta pierden la vida por pensar diferente. Y se ha perdido la libertad que es uno de los bienes más preciados de la humanidad.

El Gobierno de la presidente Xiomara Castro, incluso desde antes de tomar posesión, se ha caracterizado por una intolerancia extrema. Tildó de traidores y cobardes a los diputados de su Partido por no apoyar a su candidato en el Congreso Nacional, ya sabemos que la elección de la Junta Directiva terminó en una ilegalidad nunca vista en Honduras.

Amenazó con proceder en contra de los manifestantes en Choluteca por no apoyar la ley de injusticia tributaria, que a todas luces lo que desean en recaudar más dinero para financiar su agenda política.

Nadie puede disentir de la política gubernamental porque es un golpista. Ante todo, reclamo popular, ya que no ha cumplido sus promesas de campaña, lo convierten en un acto político en contra de la “compañera Xiomara” y que los conservadores desean darle golpe de estado; es obvio que miran piyamas por todos lados.

Desde los primeros meses de su desastroso gobierno han perdido el apoyo popular y están temerosos, por lo que recurren a la violencia como un mecanismo de defensa y de distracción. En ese sentido están prohibiendo las manifestaciones a las que el pueblo tiene derecho. Se les olvida que ellos nacieron en las calles, protestando, con razón o sin razón, pero haciendo uso del derecho que la Constitución les confiere y que ellos ahora, siendo gobierno, quieren eliminar.

La intolerancia le llegó a los reservistas; las secretarías de Defensa y Seguridad bloquearon las actividades de conmemoración y las tacharon de actos políticos en contra de la mandataria Castro. Llegaron al extremo de amedrentar a la Iglesia Católica para que no se realizara la misa en honor de los héroes caídos en combate.

El turno le tocó al CNA cuando su titular, Gabriela Castellanos, denunció el nepotismo y la corrupción imperante en el Gobierno; ya sabemos que lo que está a la vista no requiere anteojos. Pero en vez de enmendar se han dado a la tarea de denigrar y amenazar a su titular. Es justo decir que el CNA, en tiempos de JOH, hizo múltiples denuncias.

Convocaron una marcha a favor de la presidente en la misma fecha y hora que la sociedad civil había convocado, es obvio que buscaban la confrontación y generar caos. Afortunadamente los dirigentes demócratas cancelaron la marcha para evitar la violencia. Días después, en la marcha por la vida y en contra de la Ideología de Género, los colectivos de Libre atacaron a un dirigente y a una muchacha, ocasionándoles daños físicos.

Uno de los dirigentes de Libre, Gilberto Ríos, con su alias, “El Grillo”, al menos declaró de forma sincera que su objetivo es polarizar a la familia hondureña; es decir, crear división, odios y caos nuevamente, tal como lo hicieron en el 2009. Recordemos que su proyecto de instaurar una asamblea nacional constituyente está más vigente que nunca.

El “Presidente en Funciones”, Mel Zelaya, ha declarado que justifica la violencia siempre y cuando sea en defensa propia. Mel cree que el pueblo hondureño es tonto, ya todos sabemos que quien genera la violencia es la Mancha Brava del Partido Libre, sus colectivos, que atacan a todo aquel que no apoya su fatídica agenda política. Mel está defendiendo la violencia generada por sus seguidores.

La intolerancia gubernamental debe terminar por el bien de todos los hondureños.

¡Libre nunca más!