Nery Alexis Gaitán
Los hondureños hemos elegido vivir bajo un sistema democrático. Es la vía de la prosperidad y el desarrollo. Defender nuestra vida democrática, y el Estado de Derecho, es la prioridad nacional.
Aunque nuestra democracia es incipiente, del 82 para acá, y no se ha consolidado en la búsqueda de una mejor equidad social, producto de la corrupción, es la única opción de vida para salir de la pobreza en que vivimos. Es urgente fortalecer las instituciones que sostienen nuestra democracia. La independencia de los tres Poder del Estado es vital para que nuestra democracia sobreviva.
Desde que inició el gobierno de Libre, con Manuel Zelaya a la cabeza, empezaron los ataques al sistema democrático. No vamos a repetir lo que todos sabemos que ha ocurrido con este desgobierno, pero es necesario destacar la injerencia de Mel en los demás Poderes del Estado para nombrar a sus seguidores, con la malsana intención de crear caos para establecer el fracasado socialismo del siglo XXI en nuestro país.
Lo que está ocurriendo en el Congreso Nacional es el principio del fin de nuestra democracia. Empezó el desastre con el nombramiento de la ilegal Junta Directiva, luego la promulgación del pacto de impunidad hasta llegar al nombramiento ilegal del Fiscal General y Fiscal Adjunto. No hay manera de que justifiquen que están dentro de la ley al nombrarlos la Comisión Permanente con nueve votos, cuando deben ser 86, la mayoría calificada que determina la Constitución.
Con este zarpazo a la democracia, Mel Zelaya ya tiene bajo su control los Poderes del Estado, la Fiscalía y la Procuraduría. Es decir, puede hacer lo que le dicte su santa voluntad, en contra de nuestro sistema democrático, sin que nadie triunfe al levantar acciones legales en su contra.
Es obvio que busca crear una crisis de tal magnitud que se disuelva el Congreso Nacional para llamar a la instauración de una asamblea nacional constituyente. Con la única finalidad de redactar una nueva Constitución que le permita reelegirse indefinidamente en el poder. A él, claro, porque la señora X sólo es una figura decorativa.
De momento hay dos congresos legislando. Uno dirigido por Luis Redondo con su Comisión Permanente y el otro dirigido por la Oposición que se ha autoconvocado a sesiones, dejando sin valor y efecto el nombramiento interino de los fiscales; aunque todo lo que legislen, para que tenga carácter de ley, debe publicarse en La Gaceta. Pero bien sabemos que todo lo que dispongan no pasará de ser papel mojado porque nunca les permitirán publicar en el Diario Oficial que está bajo el mando del todopoderoso Mel.
La crisis generada por el oficialismo, ya que en ningún momento han querido consensuar por el bien de Honduras, está marcada por la intolerancia y la imposición en busca de instaurar una agenda política antidemocrática que sólo amargura le traerá al pueblo hondureño.
La violencia que se ha suscitado en el Congreso, donde han atacado y herido a congresistas de la oposición, deja en evidencia al Partido Libre, y los muestra tal como son; es decir, personas intolerantes, capaces de llegar hasta los últimos extremos de violencia para obtener sus fines políticos.
Es lamentable que por esa sed de poder, Mel continúe creando caos y dividiendo a la familia hondureña. La violencia que generan sus colectivos no tiene justificación alguna. Y lo menos que le interesa es el bienestar de las grandes mayorías, solamente continuar al frente del gobierno, a costa de lo que sea.
Ante estos ataques despiadados a la hondureñidad, urge defender nuestro sistema democrático. Se debe crear un bloque amplio opositor que defienda la institucionalidad democrática. Si no empezamos la defensa de nuestra democracia hoy, mañana será muy tarde. Ahí están los ejemplos lamentables de Cuba, Nicaragua y Venezuela que perdieron su democracia y están viviendo en la miseria, saqueados por los populistas de izquierda.