El amor por el fútbol tiene una manera única de tocar nuestros corazones, y en el caso de Pablo José Reyes Navas, este amor trasciende cualquier barrera. A sus 37 años, Pablo, quien perdió la vista hace cuatro años, continúa viviendo la pasión por la Selección Nacional de Honduras con un fervor que resulta inspirador. En el estadio, a pesar de no poder ver el campo, su entusiasmo era palpable. Con su camiseta azul y blanca y tubos inflables en mano, Pablo no solo esperaba el inicio del partido, sino que lo vivía con cada sonido y cada palabra de quienes estaban a su alrededor. Las voces de Dagoberto “El Tigre” Luján y Julio Núñez Moreira se convertían en sus ojos, narrando cada jugada y transmitiéndole la emoción del juego.
La dedicación de su familia y amigos hizo que cada momento del partido fuera especial para Pablo. Con el árbitro FIFA Selvin Brown a su lado, quien le ofreció detalles sobre el desarrollo del encuentro, Pablo vivió cada instante con una alegría contagiosa. A pesar de la oscuridad que lo rodea, su pasión por el fútbol brilla intensamente, recordándonos a todos que el verdadero amor por el deporte no conoce límites. La sonrisa en su rostro y el entusiasmo en su voz son un testimonio conmovedor de cómo el fútbol puede iluminar incluso los días más oscuros.