Mujeres y niñas desplazadas por la violencia de género en sus países afrontan violencia sexual, trata de personas y otras graves violaciones a sus derechos humanos al transitar por México, según alertó este lunes un informe de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Mientras el país afronta una ola migratoria récord en medio de las restricciones de Estados Unidos, el ACNUR advirtió del alto riesgo para mujeres y niñas en su paso por México, señalado como un territorio de peligros “inimaginables” para quienes huyen de sus países, en particular en zonas controladas por el crimen organizado.
El oficial senior de Protección de ACNUR, Daniel McGuire, apuntó que «la violencia de género está en la base de muchos desplazamientos», pero que esta se intensifica en la movilidad, llegando hasta el secuestro extorsivo y el matrimonio o uniones forzadas.
Entre las principales preocupaciones a partir de los hallazgos del informe ‘Afrontando riesgos de violencia de género en México: la perspectiva de personas forzadas a huir’, McGuire señaló que se identificó un incremento de mujeres que viajan con sus perpetradores.
También de mujeres jóvenes de entre 15 y 39 años que viajan solas, lo que las expone a riesgos extremos.
Asimismo, advirtió de la hipersexualización de mujeres de ciertas nacionalidades, como colombianas, cubanas, venezolanas y haitianas, quienes, al igual que las mujeres trans, enfrentan niveles críticos de violencia.
El verdadero viaje, la sanación
Verónica Martínez, consultora y autora del estudio, destacó que la investigación se desarrolló bajo un enfoque cualitativo, priorizando el principio de “acción sin daño”, y evitando la revictimización de las personas entrevistadas.
El informe se basa en 42 entrevistas a migrantes, además de nueve relatos en profundidad, así como experiencias del personal de ACNUR que trabaja directamente con personas desplazadas.
«En muchos casos, son historias abominables de violaciones y violencias que afectan su salud, su dignidad, su seguridad y la autonomía de las víctimas y sobrevivientes que casi siempre no denuncian», alertó Martínez.
En ese sentido, apuntó que registros de organizaciones como Médicos Sin Fronteras señalaban en abril pasado que aproximadamente 4 de cada 10 mujeres que transitaban por el Darién, en Panamá, habían sufrido alguna forma de violencia.
Este número se incrementa hasta a 7 de cada 10 al aplicar al procedimiento de refugio a Estados Unidos en México.
La consultora agregó que aunque «para ellas haber salido de sus países era el viaje inicial, lo cierto es que empezar a romper el silencio respecto de la violencia de género y, específicamente, la violencia sexual que han vivido es el verdadero inicio de un viaje de liberación y de sanarse a ellas mismas”.
También destacó que las mujeres y las niñas siguen siendo las principales víctimas, pero la violencia sexual y de otros tipos contra los hombres está cada vez más presente.
“Entrar en contacto con la delincuencia organizada y el secuestro es el riesgo más alto para las mujeres y los hombres en todas sus diversidades”, indicó.
Además, Martínez señaló que el proceso de refugio ayuda a disminuir los riesgos, principalmente después de haber vivido violencia sexual con componentes equiparables a la tortura.
McGuire agregó que el trabajo formal es otra herramienta para proteger a las personas en movilidad.
En el estudio destacan frases como: “Jamás pensé que lo peor que viviría sería en México”.
«Lo único que me ofrecieron fue trabajar en cantinas y que me dedicara prácticamente a la prostitución (…) Me dijeron que era inmigrante y que las cosas en este país así eran, toda inmigrante tenía que pasar por eso, todas, la mujer inmigrante tenía que pagar las cosas, todo eso para poder estar aquí de ilegal», dice un testimonio en el informe.
El estudio se presentó en el marco de los 16 días de activismo contra la violencia de género, que finalizan el próximo 10 de diciembre, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y Niñas.