Un violento terremoto de magnitud 7.7 sacudió este viernes el sudeste asiático, con epicentro en el noroeste de Myanmar, dejando hasta el momento 144 fallecidos, 732 heridos y una estela de destrucción en varias ciudades. El sismo, registrado a una profundidad de 10 kilómetros, generó pánico en Myanmar, Tailandia y China, seguido por una fuerte réplica que agravó la emergencia. En Yangón, la capital birmana, los hospitales colapsaron por la afluencia de heridos, mientras que en Bangkok, Tailandia, un rascacielos en construcción de 30 pisos se derrumbó con decenas de trabajadores atrapados.
Las labores de rescate enfrentan graves desafíos, especialmente en Mandalay, donde los equipos trabajan sin agua ni electricidad en medio de edificios dañados. El Hospital General de la ciudad reporta saturación, mientras las autoridades temen que el número de víctimas aumente. En la provincia china de Yunnan, los residentes también sintieron el fuerte temblor, que se percibió incluso a 1.000 kilómetros de distancia. Organizaciones internacionales se movilizan para brindar ayuda ante una de las peores tragedias recientes en la región.