Con el objetivo de garantizar el correcto desarrollo de la jornada electoral, se implementarán estrictas medidas de seguridad en todo el país, que incluyen centenares de equipos de seguridad, drones, francotiradores, y chalecos antibalas. Este año, el Departamento de Justicia enviará observadores electorales a 86 jurisdicciones en 27 estados, marcando un récord histórico en la supervisión federal de elecciones. La polarización política ha aumentado significativamente desde los disturbios del 6 de enero de 2021, cuando seguidores del expresidente Donald Trump asaltaron el Capitolio, lo que ha llevado a las autoridades a extremar las precauciones.
Para prevenir protestas violentas como las de 2020, se han destinado millones de dólares a reforzar la seguridad en estados clave. En el condado de Maricopa, Arizona, se implementarán medidas como detectores de metales y barreras físicas en los centros de votación. Los funcionarios electorales estarán equipados con botones de pánico conectados a emergencias, y algunos participarán en simulacros de tiroteos para estar preparados ante cualquier eventualidad. Además, organizaciones de la sociedad civil, como el Comité para unas Elecciones Seguras, están colaborando al crear guías prácticas para asegurar la legalidad y seguridad del proceso electoral.