La junta militar que gobierna Birmania desde el golpe de Estado de 2021 ha informado que el número de muertos por el terremoto de magnitud 7,7 que sacudió el centro-norte del país el pasado viernes ha aumentado a 2.719, mientras que los heridos superan los 4.500. El régimen castrense había reportado más de 2.000 fallecidos el día anterior, pero la cifra ha seguido subiendo. Por su parte, el Gobierno de Unidad Nacional (NUG), prodemocrático y opuesto al régimen, señaló que 8,5 millones de personas se han visto afectadas por el terremoto, que ha dejado a muchas comunidades en condiciones de extrema vulnerabilidad. En un giro dramático, un segundo terremoto de magnitud 5 golpeó este martes cerca de Mandalay, aumentando aún más las tensiones y dificultades en una región ya devastada.
La situación sigue siendo crítica, con miles de personas durmiendo a la intemperie y enfrentando la escasez de agua potable, lo que podría derivar en un brote de infecciones y enfermedades. Los equipos de rescate luchan contra el tiempo para salvar a las víctimas de los escombros, pero las limitaciones logísticas y los conflictos armados entre el Ejército y los grupos prodemocráticos complican aún más las labores de ayuda. El seísmo también afectó a Tailandia, donde al menos 20 personas murieron y decenas permanecen desaparecidas tras el colapso de un rascacielos en construcción.