El grupo de economías emergentes BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) dio la campanada esta semana al anunciar en Johannesburgo la adhesión al bloque de seis países, incluida Argentina, y dejó en el aire una incógnita: ¿Marcará esa ampliación el inicio de un nuevo orden mundial?
En medio de una enorme expectación, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, dio la noticia el pasado jueves ante cientos de periodistas que abarrotaban una sala del Centro de Convenciones de Sandton, distrito financiero de Johannesburgo, donde transcurría el último día de la XV Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno del grupo.
Los líderes del bloque habían aprobado el acceso al club de Argentina, Arabia Saudí, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos e Irán, que se convertirán en «miembros plenos» a partir del 1 de enero de 2024, reveló el mandatario.
Sin aclarar los criterios de adhesión, Ramaphosa precisó que existe «un consenso sobre la primera fase de este proceso de expansión y seguirán otras fases».
Unos cuarenta países habían expresado el deseo de adherirse al bloque, según Sudáfrica, que ejerce este año la presidencia rotatoria del bloque y recibió solicitudes formales de 23 naciones, incluidas Argentina, Bolivia, Cuba, Honduras y Venezuela.
Brasil, Rusia, India y China crearon en 2006 el grupo BRIC, un club informal al que se unió Sudáfrica (la S del acrónimo) en 2010.
Estos países representan más del 42 % de la población mundial y el 30 % del territorio del planeta, así como el 23 % del producto interior bruto (PIB) y el 18 % del comercio mundiales.
Desde entonces, el grupo, erigido en adalid del Sur Global y azote de la hegemonía global de Occidente, no había abierto sus puertas a nadie por desacuerdos entre sus miembros.
China, segunda economía global, apostó muy fuerte por ampliar los BRICS -que ansían más peso en las instituciones internacionales, dominadas por Estados Unidos y Europa-, pues Pekín busca más músculo geopolítico frente a Washington, primera economía mundial.
AMPLIACIÓN «HISTÓRICA»
El presidente chino, Xi Jinping, no pudo contener la euforia y calificó la expansión de «histórica», y sus colegas del bloque se subieron a ese carro, aunque con valoraciones más templadas.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que pujó por la entrada de la vecina Argentina, dio la «bienvenida» a los nuevos miembros y aseguró que «los BRICS seguirán siendo el motor de un orden mundial más justo».
Pero, ¿qué supone la ampliación para ese orden mundial? «Esto es un momento histórico (…) donde puede cambiar completamente la relación de lo que vimos hasta ahora que fue un mundo unipolar pasando muy rápidamente a un mundo multipolar», contestó a EFE en la cumbre el famoso periodista uruguayo Jorge Gestoso, que entrevistó en su dilatada carrera a numerosos líderes internacionales.
Gestoso cree que el planeta se dirige hacia un nuevo orden internacional, pero avisa de que el «mundo unipolar» no «se va a quedar de brazos cruzados (…) y posiblemente veamos palos en la rueda en el camino».
Más cauta se mostró en declaraciones a EFE la experta en política internacional Sanusha Naidu, del Instituto para un Diálogo Global (IGD) de Sudáfrica, que no vislumbra «necesariamente un nuevo orden mundial», pero sí admite que la expansión de los BRICS altera «la dinámica de ese orden mundial rompiendo barreras».
Aunque no cabe duda de que la ampliación ofrece al bloque una mayor influencia económica y política, también podría provocar nuevas tensiones entre los miembros y Occidente dada la inclusión, por ejemplo, de Irán, acérrimo enemigo de Estados Unidos.
Cabe recordar a ese respecto que Rusia e Irán comparten una causa común en su lucha contra las sanciones y el aislamiento diplomático en su contra que lidera Washington, y que profundizaron sus vínculos económicos tras la invasión de Ucrania por parte de Moscú.
EL POSIBLE PROBLEMA DE ARGENTINA
La entrada de Argentina, además, podría generar problemas en el grupo «porque hay todavía la posibilidad de un cambio de Gobierno» en el país, comentó a EFE el analista brasileño Gustavo de Carvalho, del Instituto Sudafricano de Asuntos Internacionales (SAIIA).
La candidata presidencial de la coalición opositora Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, ya manifestó este jueves su «posición contraria» al ingreso de Argentina.
«Argentina, bajo nuestro gobierno, no va a estar en el BRICS», advirtió Bullrich en un discurso con vistas a las elecciones generales del 22 de octubre.
En el terreno económico y comercial, Gestoso apuntó que la ampliación -que incluye a tres grandes productores petroleros como Arabia Saudí, Irán y Emiratos Árabes Unidos- puede acarrear un «movimiento tectónico» en el desarrollo de «una nueva arquitectura financiera que puede cambiar las reglas del juego del mundo».
De hecho, en ese ámbito es donde los BRICS han logrado su mayor éxito hasta ahora: el establecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), un organismo inspirado en el Banco Mundial (BM) para financiar proyectos de infraestructuras.
Mientras Occidente digiere la expansión de los BRICS, el secretario general de la ONU, António Guterres, recordó este jueves en la cumbre del bloque que «las estructuras de gobernanza global de hoy reflejan el mundo de ayer» y, por eso, «deben reformarse para reflejar el poder y las realidades económicas actuales».