La oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha declarado que, aunque escucha las opiniones de Estados Unidos, Israel tomará decisiones autónomas sobre un posible ataque a Irán. Esta afirmación surge tras un artículo de The Washington Post que sugiere que el Estado hebreo planea atacar objetivos militares iraníes. Netanyahu comunicó al presidente estadounidense, Joe Biden, su intención de centrar los ataques en instalaciones militares en lugar de en objetivos petroleros o nucleares, evitando así la percepción de interferencia en las elecciones de EE.UU. del 5 de noviembre.
La posibilidad de un ataque israelí a instalaciones petroleras podría elevar los precios de la energía, afectando a los consumidores estadounidenses, mientras que un asalto al programa nuclear iraní podría desencadenar una guerra directa entre Israel e Irán, obligando a EE.UU. a intervenir. Este contexto es delicado para la vicepresidenta Kamala Harris, cuya percepción entre los votantes sobre su capacidad para manejar la economía podría verse perjudicada si los precios de la gasolina aumentan. Además, en el Líbano, el grupo chií Hezbollah reportó enfrentamientos con soldados israelíes, lo que añade otra capa de tensión a la situación en la región.