Fuertes explosiones se escucharon el sábado de madrugada en Teherán, indicó la prensa estatal de Irán, donde el ejército israelí lanzó «ataques de precisión» contra objetivos militares en respuesta a las acciones de su archienemigo y sus aliados contra el Estado hebreo.
«Se ha escuchado el ruido de fuertes explosiones procedentes de los alrededores de Teherán. El origen de estos ruidos no está todavía claro», dijo un presentador de la televisión estatal iraní.
Algunos se deben «a la actividad del sistema de defensa aérea», señaló posteriormente la cadena, citando fuentes de seguridad.
Un periodista de la AFP en el lugar también escuchó fuertes detonaciones. Según la agencia oficial de noticias IRNA, las primeras explosiones se produjeron sobre las 02H15 locales (22H45 GMT), sobre todo en el oeste de la capital.
En un comunicado, el ejército israelí dijo que «en respuesta a meses de continuos ataques desde el régimen de Irán» sus fuerzas «están llevando a cabo ataques de precisión contra objetivos militares» en ese país.
«El régimen iraní y sus aliados en la región no han cesado de atacar Israel desde el 7 de octubre (de 2023) sobre siete frente, incluidos ataques desde suelo iraní», afirmó el ejército.
El «Estado de Israel tiene el derecho y el deber de responder. Nuestras capacidades defensivas y ofensivas están plenamente movilizadas», agrega el comunicado.
Hace semanas que se esperaba la respuesta de Israel al ataque del 1 de octubre de Irán, que lanzó unos 200 proyectiles contra su territorio, incluyendo por primera vez varios misiles hipersónicos.
La acción israelí contra Irán es «autodefensa», reaccionó la Casa Blanca, principal apoyo diplomático y militar del Estado hebreo, mientras un funcionario de defensa dijo que Estados Unidos fue informado antes de los ataques.
En paralelo, la agencia oficial de prensa de Siria informó que las defensas antiaéreas de ese país habían interceptado «objetivos hostiles» en los alrededores de Damasco, donde también se escucharon detonaciones.
– Alta tensión regional –
Estas hostilidades se suman a un contexto de alta tensión en Oriente Medio después de más de un año de guerra de Israel contra Hamás en Gaza, que recientemente se ha extendido a Líbano contra Hezbolá.
Los dos movimientos islamistas se oponen a Israel y están respaldados financiera y militarmente por Irán, que ha hecho del respaldo a la causa palestina uno de los pilares de su política extranjera desde la instauración de la República Islámica en 1979.
Teherán presentó los disparos del 1 de octubre como una respuesta a los bombardeos israelíes contra Líbano que, a finales de septiembre, costaron la vida a un general iraní y al jefe de Hezbolá, Hasán Nasralá.
También justificaron la operación como una represalia al asesinato en suelo iraní del entonces líder de Hamás, Ismail Haniyeh, una acción imputada a Israel.
En las últimas semanas, Irán juega un delicado equilibrio entre firmeza y moderación ante las amenazas de represalias israelíes.
«Golpearemos de nuevo dolorosamente» en caso de ataque, dijo recientemente el general Hosein Salami, jefe de los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico encargado de defender el régimen de la República Islámica.
– Gira diplomática –
Pero al mismo tiempo, el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Abás Araqchi, se ha embarcado en una gira diplomática por Oriente Medio para intentar apaivagar la tensión y reforzar la posición de Teherán.
El canciller viajó al sultanato de Omán, que normalmente sirve de intermediario para las conversaciones indirectas con Estados Unidos, y también estuvo en Egipto, donde ningún ministro iraní había ido desde 2013.
«No queremos la guerra, queremos la paz», insistió varias veces el ministro que, aun así, avisó que Irán está «totalmente preparado para hacer frente a una situación de guerra».
En abril, Teherán ya había lanzado misiles y drones contra Israel en una operación sin precedentes que respondía a un ataque mortífero contra su consulado en Siria, imputado también al ejército israelí.
Tras esa acción inédita se reportaorn varias explosiones en el centro de Irán que, según altos responsables estadounidenses, eran la respuesta de Israel, que nunca lo reivindicó.
Teherán, de su lado, minimizó la importancia de esas explosiones cuyo origen no se explicó claramente.