Dos incendios descontrolados, avivados por fuertes vientos, están devastando áreas de Los Ángeles y obligando a la evacuación de al menos 30.000 personas. El avance rápido de las llamas amenaza con propagarse rápidamente hacia zonas residenciales, poniendo en riesgo unas 10.000 viviendas y 13.000 estructuras. A pesar de los esfuerzos de los bomberos, el desastre no ha podido ser contenido, según el Departamento de Bomberos de Los Ángeles (LAFD).
La situación ha llevado a la alcaldesa Karen Bass a declarar el estado de emergencia, en un intento por gestionar la crisis y coordinar los esfuerzos de respuesta ante la magnitud del desastre. La ciudad se encuentra en alerta máxima, mientras las autoridades siguen luchando contra los incendios que continúan avanzando sin control.