Este miércoles, en su audiencia semanal en el Vaticano, el papa Francisco defendió el «matrimonio cristiano» como un sacramento entre un hombre y una mujer, subrayando la importancia de la unidad en esta unión. Ante miles de fieles en la plaza de San Pedro, el pontífice lamentó el sufrimiento que experimentan los hijos cuando sus padres se separan, señalando que son ellos quienes más sufren las consecuencias de matrimonios inestables.
Francisco advirtió sobre los peligros de construir matrimonios «sobre arena» en lugar de «roca», y propuso que, además de la preparación jurídica y psicológica para los novios, se incluya una formación «espiritual» que fortalezca el compromiso matrimonial. Su llamado resuena en un contexto donde las uniones familiares enfrentan crecientes desafíos en la sociedad actual.