YANI ROSENTHAL Y EL PL

No ha sido una sorpresa el anuncio de Yani Rosenthal de renunciar a la candidatura presidencial en el Partido Liberal. Yani Rosenthal es una persona inteligente, aunque a algunos políticos el interés personal los obnubila y los hace perderse en la espesura de la ambición. Yani ya pasó varias experiencias y habla muy bien de él que haya tomado la decisión más conveniente, para él y para el PL. No vamos a desglosar los contras que tiene Yani para buscar la candidatura en el PL, porque lo importante es que ya tomó la decisión que contribuye a disipar las dudas que le harían mucho daño al liberalismo que, como entidad política tiene su propia identidad y sus principios, aunque continúe sumida en una crisis que ha minado la fortaleza interna del partido, pero sin duda, que continúa siendo una institución política que sigue manteniendo un fuerte arraigo entre los hondureños.

La mayor crisis del Partido Liberal es de liderazgo nacional, porque, aunque hay varios líderes regionales y locales, hasta ahora ninguno de ellos se ha atrevido a sacar la cabeza para buscar la candidatura. Y algunos que dicen ser liberales, pero que a lo sumo solo son jugadores de naipe, creen que ser candidato del PL es lanzar balandronadas para impresionar, apoyarse en otros liderazgos y esperar a que las cartas le queden de manera favorable, es decir, jugar a la especulación y poner a su favor la imposibilidad de otro líder. Así, con el estilo del típico especulador, no se llega al poder desde el PL.

Si Yani Rosenthal ya tomó la mejor decisión que pudo haber tomado, cosa que le debe agradecer el liberalismo, es porque tiene conciencia que el PL requiere de una estrategia audaz, que le permita al partido concentrar sus fuerzas alrededor de un líder que le haga crecer con su capacidad de atraer a los remanentes políticos que quedan dispersos, que no se han matriculado con ningún partido, pero que ansían contribuir a cambiar el actual orden de cosas. Esta vez en Honduras habrá una elección no convencional, se percibe en el ambiente, donde hay una profunda desilusión con el gobierno electo, que ha demostrado poca seriedad en la atención de los asuntos nacionales.

El mayor traspiés del gobierno es el incumplimiento de la instalación de la CICIH, algo que ha manejado con la mentira persistente de hacernos creer que es la ONU la que no permite cumplir la promesa, aunque todos sabemos que el organismo internacional no vendrá a meter los pies en Honduras si el gobierno no está dispuesto a cumplir los requerimientos obligatorios, lo que deja al gobierno expuesto en la picota pública de que lo mejor es alargar el proceso, que haga que instalar la CICIH se vuelva imposible porque en el fondo no le conviene una comisión que le venga a contar las costillas.

Todo esto hace que el panorama político se vuelva incierto, con un partido gobernante que ha sufrido un desgaste acelerado por su incompetencia para gobernar con soluciones, confiando más en la capacidad de hacer trampa electoral para ganar y ser reelectos, con un Partido Nacional desgastado por tres lacras que hunden al mejorcito de los partidos: corrupción, latrocinio y narcotráfico. Y de remate dividido, con la aparición en escena de doña Ana García de Hernández, que enarbola la bandera del «juanorlandismo» que aglutina fuertes sectores del nacionalismo que siguen considerando al expresidente JOH como el único gran líder del PN.

En ese panorama pleno de incertidumbre, queda el PL con un gran historial político aunque sin un liderazgo nacional atractivo, pero en el que miles de hondureños están poniendo los ojos casi pidiéndole a gritos que abra espacios a un líder que aglutine, que mueva a las masas, que no tenga una trayectoria oscura, donde aparezca la macula del crimen organizado en algún momento de su vida. Si el PL comete el grave error de no saber escoger con quien acompañarse para ser una verdadera opción de triunfo, y se deja guiar por la ambición de una elite que persigue controlar el partido para sus fines particulares, dejará escapar una valiosa oportunidad de reencontrarse con el poder al tiempo que facilitará que Libertad y Refundación se perpetúe en el poder.

Esto solo se evitará si los líderes liberales dejan a un lado la mezquindad, algo que parece haber comenzado con la posición de Yani Rosenthal de renunciar a la candidatura, pero que además, requiere de la coherencia entre los liberales para aceptar que llegó la hora de presentarse liderando una coalición, con un líder aglutinante que no tenga manchas que lo liguen al crimen organizado, y que tenga tal fortaleza para derrotar a cualquier mecanismo electoral fraudulento que se proponga el partido de gobierno.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 10 de abril de 2024.