
La respuesta masiva del pueblo hondureño a la maniobra del PLR, que pretendió hacer de las Elecciones Primarias un sainete, al retrasar la entrega de urnas y materiales en varias ciudades, comenzando por Tegucigalpa y San Pedro Sula, resultó una soberbia lección de dignidad, al no darse por vencido y tomarse con estoicismo todo el tiempo necesario, aguardando con paciencia y exigiendo a los militares que entregaran los materiales indispensables para ejercer el sufragio. La operación maliciosa que sin duda fue parte de un plan orquestado para desmotivar a los electores mediante la premeditada táctica del cansancio, fue combatida con una admirable resistencia cívica de los miles de electores que no se dejaron aturdir por el festinado propósito del PLR de buscar que las personas desistieran de votar, forzándolas con una agresiva presión silenciosa a que dejaran los centros de votación para regresarse a la comodidad, pero ni el intenso calor que imperaba el domingo ni las aviesas intenciones antidemocráticas del PLR, pudieron doblegar la férrea decisión cívica de votar a las miles de personas que estaban decididas a no dejarse arrebatar el sagrado derecho de depositar el voto.
Lo que se intentó el domingo por parte del PLR fue un ataque sorpresivo en contra de la voluntad de los ciudadanos, con el que el PLR buscó disminuir la participación ciudadana en las urnas mediante el ardid del paseo de las urnas en buses del transporte urbano, un sabotaje al proceso electoral en el que sin duda el socio principal del ardid fue la institución castrense, que ha puesto de manifiesto su turbia complicidad con el PLR para escamotear las Elecciones Primarias, objetivo nefasto que resultó un intento fallido del PLR y el alto mando militar de las FFAA, merced a que los ciudadanos, no obstante el clima sofocante, se mantuvieron en su centro de votación, haciendo repliegues estratégicos a su casa, dando tiempo a que fueran los escamoteadores los que entendieran que cuando hay una montaña de voluntad cívica en la población para resistir los abusos de quienes le quieren robar su voluntad no hay táctica malévola ni ardid diabólico que valga.
Quedó evidenciado el abandono de los militares a su obligación de ser fieles custodios de las urnas y materiales del ejercicio electoral. Los testimonios filmados donde se pudo apreciar el sainete para el que se prestaron gobierno, militares y transportistas, cargando las urnas en buses de transporte, sin custodia de ningún tipo, llegó a miles de personas a través del teléfono, que no podían dar crédito a la irresponsabilidad de los militares, que son los que cargan con la mayor culpa de esta changoneta, que por fortuna tuvo como respuesta el deseo de votar de los hondureños. Este atentado a la democracia, montado de esa manera, nunca se había dado en la historia electoral hondureña.
Con una consabida perversidad, el PLR empezó a esparcir la perniciosa versión de que montar aquel circo de pasear las urnas en buses, mandando a los motoristas a perder el tiempo estacionando los vehículos en diversas colonias capitalinas, era culpa del CNE, atribuyendo una falsa inculpación en contra de la comisionada presidente Cossette López, por supuesto una táctica mal hilvanada de pies a cabeza. Por desgracia, la reacción del CNE resultó bastante tardía, debido a que el propio Gral. Roosevelt Hernández, se empecinaba en atribuir el sabotaje a problemas de logística, que en anteriores elecciones no existió ni en broma de parte de los militares.
Era obvio que el PLR con la complicidad del alto mando militar montó el grosero sabotaje, buscando que los electores, al ver que no llegaban las urnas ni los materiales, se desmotivaran y se marcharan a sus casas, montando todo un operativo de chequeo en los centros electorales, a donde llegaban los vehículos del PLR, actuando como «las famosas banderas de las grupos criminales» que informan de los movimientos de las víctimas, para comprobar si las personas se estaban retirando, pero al ver que eran pocos los ciudadanos que se movilizaban del centro de elección, los vehículos «banderas» del PLR, repetían su infructuoso recorrido, porque la gente no se movía de sus centros.
Sin embargo, lo ocurrido ayer domingo resultó ser un verdadero referéndum entre la democracia y la antidemocracia, un duelo entre los que con la artimaña de mandar a pasear y ocultar las urnas y los heroicos electores que entendieron el juego malsano del PLR por lo que decidieron plantarle cara de valor, aferrándose a sus centros de votación hasta que los abusivos se cansaran y llevaran las urnas. Y así sucedió. Lo cuento sin necesidad de que me lo contaran. Con mi esposa y unas amigas decidimos permanecer como estatuas pegadas a aquellos viejos asientos de la Escuela de Medicina. Hasta que se nos hizo el favor de DIOS y los militares se cansaron de jorobarnos la paciencia y llevaron las urnas a nuestro centro de votación, a las 7 de la noche, doce horas después de la hora de apertura de las urnas.
Cuando subíamos las gradas para ir al piso donde estaba nuestra urna, un oficial encargado del operativo me saludó y se disculpó por aquel atropello, del que, según sus propias palabras, no era producto de su voluntad. Lo entendí perfectamente y lo miré con la compasión con que se mira a alguien que cumple una orden deleznable como la que les impartió el alto mando para sabotear las elecciones primarias. Al final con mi esposa logramos votar al filo de las 9 de la noche, después de 12 horas de larga espera, 12 horas que nos parecieron un siglo, en las que conversamos con amigos y demas personas sobre el altísimo precio de la democracia. Precio que no escatimamos en pagar, aguardando con paciencia franciscana que llegara nuestra urna. La conclusión que sacamos de esta experiencia es que la democracia y el sistema de partidos merecen ser defendidos y aunque son imperfectos, como lo es la propia sociedad, la búsqueda de la perfección es una pureza peligrosa.
Al final, al ver los datos ofrecidos por el CNE, y mirar los números de la candidata del PLR, Rixi Moncada, ratificamos que LIBRE seguro que no fue el partido más votado, pero sin duda que es el partido más inflado, porque el ardid de esconder las urnas buscaba dejar flacos en votos a liberales y nacionalistas, mientras Rixi Moncada aparecía hinchada de votos. Cosas de la democracia.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 10 de marzo de 2025.