UNA FORMA CORRECTA DE HACER POLÍTICA

Los liberales dieron un hermoso ejemplo de cómo hacer política en forma correcta, al celebrar una concentración muy bien organizada por el alcalde sampedrano Roberto Contreras, calorizado con la presencia de los más connotados líderes que aspiran a convertirse en el candidato del PL, Salvador Nasralla y Jorge Cálix. Resultó altamente significativo que ambos líderes que están en la contienda por la candidatura del partido hayan hecho la promesa ante miles de liberales de respetarse mutuamente, y, sobre todo, por encima de sus intereses personales, respaldar al candidato que resulte ganador, una fórmula que de cumplirse garantizara la unidad del PL, que está llamado a liderar una coalición política, como forma indiscutible de recuperar la democracia en nuestro país.

La multitud de liberales, no importando si fueron 6, 8 o 10 mil los asistentes, es una expresión histórica en los últimos tiempos, cuando el PL cayo en un declive provocado por Manuel Zelaya Rosales, obstinado en destruir al PL, para hacer que los liberales migren a su feudo político familiar. Todo lo antaño del PL es historia, lo que cuenta es el presente, porque nada de lo que se hizo en el pasado, bien o mal, no es relevante como para minimizar el evento del fin de semana. El pragmatismo demanda que los liberales trabajen con las condiciones que imponen los nuevos tiempos, y la nueva realidad es la que se presenta con dos líderes que, aunque no tienen una trayectoria larga en el partido, lo que importa son sus ideas liberales, fundamentalmente democráticas.

Hay quienes piensan que no basta el simple encuentro sino la confrontación dura como la vía más certera y apropiada para silenciar y ningunear a los adversarios. Ninguna de estas cosas se apreció en la concentración liberal del fin de semana, ver a Jorge Cálix y a Salvador Nasralla en franca camaradería con el alcalde sampedrano Roberto Contreras, con el presidente de CCEPL, Yani Rosenthal y otros liíderes, es una prueba contundente de la unidad que prevalece entre los liberales de hoy día. Tanto Jorge Cálix como Salvador Nasralla declararon que no solo respetarán, sino que apoyarán al candidato que resulte ganador en las elecciones primarias de marzo próximo, de manera que el PL garantiza que ira unido, la fórmula ideal que atraerá a elementos de otros partidos y a otros ciudadanos que quieren ver por primera vez una formula donde los políticos demuestren que son capaces de hacer de la política un encuentro que les permita trabajar por la solución de los problemas del país.

La demostración de cainismo político que sigue dando el PLR, que se ha convertido en un escenario de concentración de poder para grupos familiares, es el peor ejemplo de la mala política que es la que se practica para el aprovechamiento de los recursos públicos en beneficio de elites familiares inmersas en el deleznable manoseo de los dineros del Estado. La práctica de la vieja política, de los partidos tradicionales, de enfrentarse como perros y gatos entre los mismos de un partido, sucede ahora en el PLR. En cambio, oír a Jorge Calix, prometiendo incondicionalmente que apoyará al ganador de las próximas primarias, y a Salvador Nasralla, haciendo lo propio con idéntico mensaje, es políticamente reconfortante.

El diálogo cívico que manifiestan Salvador Nasralla y Jorge Cálix requiere siempre de integridad moral en triple sentido: primero, que la posición que se tiene en los asuntos de política pública no este determinada por puro interés particular, segundo: que ambos aspirantes se puedan reconocer en sus posiciones que el diálogo se establezca entre lo mejor del uno y del otro, para aportar lo mejor al PL y a Honduras, y tercero: que ambos aspirantes procedan con coherencia entre el discurso y su forma de actuar, lo que quiere decir que para que la unidad en el PL se mantenga, tanto Nasralla como Cálix no deben acudir a los golpes bajos.

Hasta ahora, en este primer encuentro visible de los dos precandidatos que le han inyectado nueva sangre y nueva vida al PL, podemos observar una actitud de concordia lo cual nos llena de esperanza. Por supuesto que no tardara en aparecer la insidia buscando separarlos, provocando enfrentamiento entre Cálix y Nasralla, ambos deben estar preparados para hacer que el diálogo cívico se arraigue entre ellos, por lo pronto la predica de prometer que el que pierda trabajará y respaldará al ganador de las primarias es el revulsivo que ha concitado las esperanzas en el liberalismo para que el PL retorne al poder.

De acuerdo con la comprensión manifestada en la concentración del fin de semana, el PL apunta, ya sea con Jorge Cálix o con Salvador Nasralla, hacia una campaña a la que se podrían adherir miles de nacionalistas que creen que su partido debe aguardar para curar sus heridas con nuevos liderazgos y que, lo que le corresponde es apoyar a un líder nuevo que responda a los intereses del país. Igual que miles de hondureños, que, sin tener vinculación partidaria, están deseosos de rectificar mediante el voto, para poner esta vez los destinos del país en buenas manos.

Esto será posible si Jorge Cálix y Salvador Nasralla se mantienen en la senda de la cordura, compitiendo por la candidatura presidencial, sin polarizaciones ni dogmatismos antiliberales, aunque sin renunciar al discernimiento tanto en lo espiritual como en lo moral, que es la entraña del liberalismo como fuente de las libertades, y que el PLR amenaza con su práctica fascista totalitaria. Este compromiso lo deben mantener Jorge Cálix y Salvador Nasralla, esperando que no se disuelva en el magma de intrigas insidiosas que sin duda echara a andar el líder de LIBRE, que sabe que, con un PL, graníticamente unido, le será imposible perpetuarse en el poder.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 12 de agosto de 2024.