La controvertida selección de la firma SMARTMATIC de Holanda, para que se responsabilice del proceso de transmisión de datos de las próximas elecciones de 2025, nos ha motivado a revisar el informe preliminar de la misión de observación electoral de la OEA, encabezada por el expresidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, redactado el 30 de noviembre de 2021, a pocos días de efectuadas las pasadas elecciones generales en nuestro país. Como hemos venido escuchando a varios protagonistas, directos e indirectos, que la de 2021 fue una elección modelo, con mucha más razón hemos escudriñado párrafo por párrafo el informe de la misión de la OEA, que si bien reconoce el trabajo realizado por todos los protagonistas, al hacer un análisis integral, el informe de los observadores de la OEA afirma que encontró una serie de fallas, falencias que no abonan en nada para decir que la de 2021 fue una elección modelo.
Hubo fallas desde el principio hasta el final, desde los retrasos inconcebibles en la organización que incidieron en la marcha del proceso electoral, obviamente hubo tan mal manejo en el CNE para que el sistema del TREP funcionara a medias, factores como la insuficiente capacitación de los operadores técnicos que determinó que unos 442 centros de votación no pudieran transmitir los resultados el día de las elecciones, debido a que no se pudo concretar el contrato con uno de los proveedores, situación que pudo haber sido provocada en forma deliberada. La misión de la OEA encontró que el CNE no se preocupó en identificar muchos problemas de conectividad, ni implemento planes de contingencia. Fue tal el desconcierto, que la misión de la OEA notó desde el inicio de la elección de 2021 que en algunas juntas de las mesas, sus miembros no sabían cómo activar los dispositivos de los TREP y en otros casos los presidentes de las juntas de mesas no contaban con la contraseña para activarlos.
El informe de la OEA desnudó las deficiencias de organización del CNE, como el hecho de que en numerosos centros de votación a la hora de comenzar el evento electoral no habían recibido los kits tecnológicos, por lo que no fue posible realizar la prueba de conectividad cuando eran las 9 de la mañana. La misión de la OEA fue informada por parte de funcionarios del CNE que solo la quinta parte de las Juntas Receptoras de votos logro conectarse. Los observadores de la OEA destacaron el retraso logístico que existió en la organización del componente tecnológico del proceso electoral de 2021.
Hubo una serie de deficiencias que no permiten calificar como una «elección modelo» la del 2021, entre otros señalamientos están: hubo errores significativos en la adquisición y distribución de los equipos, los operadores técnicos no fueron capacitados adecuadamente, no se contó con la infraestructura adecuada en todos los centros para realizar la transmisión de datos, no se contemplaron medidas de seguridad adecuadas para el sistema y algo inaudito: el reglamento para la transmisión de resultados y escrutinio se emitió el mismo día de la elección y en la noche de los comicios no se difundieron resultados de las elecciones al Congreso Nacional ni a las corporaciones municipales, como establece la ley, y no se realizaron pruebas de conectividad en las bodegas tecnológicas del INFOP. Con esta sarta de fallas, es imposible que se pueda calificar como «elección modelo» la de 2021.
Con estas deficiencias de nada sirvió el sistema de biometría empleado y los TREP casi no funcionaron, porque al final de la jornada los resultados se conocieron porque las actas llegaron a las sedes de los partidos. Hoy estamos abocados a las elecciones internas o primarias de marzo de 2025 y el CNE que preside la consejera Cossette López, tiene la oportunidad de nutrirse de las observaciones del informe de la misión de la OEA para subsanar la inmensidad de deficiencias que tuvo el CNE en 2021. Fallas garrafales como el hecho de que, alrededor de las 7 de la mañana del 29 de noviembre dejo de ingresar al sistema de transmisión de resultados electorales la información sobre las actas para el nivel presidencial. De manera paulatina, las actas y el resto de los materiales electorales fueron trasladados en forma física a los centros de acopio municipales y departamentales y posteriormente a las bodegas del INFOP que era el centro de acopio designado por el CNE.
Fue tal el desparpajo que, al cierre del lunes siguiente a la elección, no se había podido sumar el último corte de los resultados preliminares de las actas a nivel presidencial que no se pudieron transmitir desde los centros de votación, todo por falta de conectividad, que hasta hoy no sabe si fue por deficiencia o provocada en forma deliberada. De manera que, si como dijo en cierto momento la actual candidata del PLR, Rixi Moncada, es necesario repetir aquel proceso electoral en la forma como se hizo en el 2021, es para que se abra una válvula enorme para generar dudas sobre los resultados electorales de 2025, porque con todas estas fallas, habidas por deficiencia humana o por provocación deliberada, en la elección de 2021, este evento no puede calificarse como una elección modelo.
En la sociedad hondureña podemos confiar que el CNE, que preside la licenciada Cossette López, hará las rectificaciones que sean necesarias para que los hondureños tengamos elecciones democráticas, verdaderamente limpias y transparentes, que no tengan nada que ver con lo acontecido en el 2021.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 11 de noviembre de 2024.