UN SISTEMA DE SALUD DESCALABRADO

Un sistema de salud descalabrado, como está el hondureño, es producto de una gestión administrativa que ha descuidado uno de los ejes fundamentales que debe atender todo gobierno, como es el de garantizar lo mejor que pueda la atención en los hospitales y centros de salud. El espectáculo dramático que han estado viviendo miles de hondureños que hacen cola durante muchas horas para obtener una cita en el Hospital del Seguro Social, es un mal que termina de empeorar el estado de salud de una persona que no sabe si al final obtendrá la cita médica, porque el desorden que impera en el que un día fue el orgullo del sistema sanitario hondureño, es un atentado en todo sentido.

Tampoco se puede decir que el Seguro Social antes fue un dechado de eficiencia, porque si algo ha caracterizado a esta entidad es su mal funcionamiento y su carencia de medicamentos, que lo ha hecho funcionar a medias, en desmedro de las personas que tienen derecho a ser atendidos por estar cumpliendo sus patronos y ellos mismos con la obligación de cotizar. Pero, si bien antes el mal del Seguro Social era provisional, hoy ha adquirido vigencia permanente, hasta que la gota ha rebalsado el vaso, llegando a la extrema situación de mantener a los afiliados en un abandono que los ha llevado a la crítica situación de exponerlos al borde de la muerte.

Las personas afiliadas se preguntan cuando cambiara este sistema tan inoperante y deficiente que presta una atención que es una verdadera calamidad a los que recurren por atención medica; y no hay un respuesta que genere esperanzas, porque la administración del Seguro Social, que trabaja con la misma mentalidad radical de muchos funcionarios del Gobierno de LIBRE, se jacta de mejorar sustancialmente las dietas que cobran los directivos que ahora sobrepasan los 10 mil lempiras por sesión, lo cual es una ofensa que indigna a las miles de personas que a cambio reciben una atención inhumana, que ni siquiera se les da a los animales que vagan por las calles.

Durante el tiempo que lleva la nueva regencia del Seguro Social, que son los casi dos años del gobierno, este organismo ha venido de mal en peor, aclarando que tampoco en el gobierno anterior se le prestó atención debida, porque fue en ese tiempo cuando el Seguro Social fue objeto de un saqueo impresionante que lo mantuvo boqueando. Aunque, cosa extraña, es que aun en medio del latrocinio que fue admitido públicamente en el gobierno de Pepe Lobo, cuando Mario Zelaya era el director, el Seguro Social no perdía el ritmo de atención al público. Es decir, había un sistema de robo institucional enclavado en el Seguro Social, que funcionaba como una enorme caja fuerte, de donde los directivos tomaban dinero a manos llenas para darse una vida estrafalariamente sexual, con prostitutas traídas del extranjero, pagadas con las cotizaciones de los contribuyentes. Y sin embargo, en medio de todo aquel saqueo descomunal, el Seguro Social por lo menos funcionaba a medias. Después vino una junta interventora que paro el saqueo y en todo lo que pudo garantizo la atención a los derechohabientes.

Hoy, el Seguro Social ha tenido una caída estrepitosa, tal como se ha podido apreciar los últimos días cuando filas enormes de derechohabientes esperan pacientemente durante muchas horas para recibir una cita médica, cita a la que quizás no puedan asistir porque posiblemente el mal que los aqueja puede acabar con su vida antes del día programado para que un médico los pueda examinar y diagnosticar. Esperar esa cita médica en el Seguro Social es una pesadilla, para todos aquellos compatriotas que no disponen de recursos para costearse el pago de atención en un hospital privado o para ser atendidos en una clínica privada, donde los costos de los servicios de un médico son altos, gasto imposible para una persona con ingresos mínimos.

Está a la vista que la atención a todos estos compatriotas, que no tienen más que esperar porque no cuentan con recursos para buscar atención a su salud en una clínica privada, no es una prioridad para los rectores actual del Seguro Social, que no han tenido el mínimo de vergüenza para recetarse dietas de 10 mil lempiras por sesión. Y el Partido LIBRE que se la lleva todo el tiempo condenando la exclusión que ha imperado en Honduras, hoy sufre la enorme desvergüenza de estar gobernando con una política de excluir a los pobres de la atención médica. 

Porque, si el Seguro Social es un descalabro total, la mayoría de los hospitales públicos están en situación de verdadera calamidad, al no contar con los elementos necesarios para atender la salud de los hondureños pobres. El Gobierno de la Presidente Xiomara Castro esta reprobado en el campo de la salud, con una deuda que le pasara una factura costosa en las próximas elecciones.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy martes 3 de octubre de 2023.