UN PRIVILEGIO INVIOLABLE

El gran relato de las libertades que hace grande a una sociedad democrática es la libertad de prensa y la libertad de expresión. Más que un derecho, ambas libertades constituyen el más preciado de los privilegios que tiene el ser humano desde que la humanidad se rige por normas para la convivencia pacífica. Para establecer y garantizar el equilibrio social, las sociedades encontraron que, además de las normas y los órganos que las ejecutan, los ciudadanos requerían estar debidamente informados de todo lo que acontece a su alrededor, tanto en el entorno local, nacional como en el resto del mundo. Por esta necesidad de las personas es que surgieron los medios de comunicación, en los cuales los profesionales dedicados a cubrir los hechos que acontecen, que son los periodistas, transmiten las noticias con todas las aristas del caso, siendo su obligación contarlas sin limitaciones, para que sea el público el que decida con que parte de la información se queda.

Con el tiempo, los medios de comunicación abrieron sus espacios de opinión para que los ciudadanos y los diversos sectores de la sociedad, tuvieran la oportunidad de expresar sus criterios y opiniones sobre los diversos asuntos que se convierten en noticia y que de una u otra manera inciden en la comunidad donde convivimos. Un medio de comunicación no es ninguna fuente de poder como piensan equivocadamente ciertas personas, sencillamente un medio es el vehículo que transporta los hechos noticiosos al público, obligándose a hacerlo dentro de los parámetros de la realidad, pudiendo tomar partido solo en lo que beneficia a la comunidad y al sistema democrático que nos garantiza poder vivir en paz y libertad.

Las normas legales y morales establecen que las autoridades deben respetar la libertad de expresión, y deben garantizar la libertad de prensa, porque ambos contribuyen al desarrollo y a la prosperidad del país. Para proteger este marco existe la Ley de Libertad de Expresión y Libertad de Pensamiento, que continua vigente, siendo el paraguas que protege y a la vez obliga tanto a periodistas como a medios de comunicación. Algunos gobiernos han sido respetuosos de estos derechos, pero no ha faltado más de alguno que se le cruce la nefasta intención de ponerle bozal a los periodistas y a los medios, al volverse sensibles a las críticas, olvidándose que al ser electos o nombrados por el pueblo, quedan expuestos a la crítica que se les formula por sus malas actuaciones, y al escrutinio por sus abusos y arbitrariedades.

En el Gobierno de la Presidente Xiomara Castro han empezado a asomar las intenciones de coartar la libertad de expresión y la libertad de prensa. No podemos decir que esta ha sido una conducta generalizada del actual gobierno, pero con un solo medio al que se la haga advertencias y amenazas, basta para que todo el sistema de libertad de expresión del país se sienta amenazado, porque esto es como una cascada, en la que, cuando el agua empieza a fluir y a caer, termina empapando y bañando todo por donde el agua va pasando.

Cuando las advertencias nacen en la cúspide del Poder Ejecutivo contra un determinado medio o periodista, los demás medios y periodistas estamos llamados a poner las barbas en remojo, porque esto es comparable a la lluvia, que cuando empieza a azotar termina por mojarlo todo hasta empaparlo. Una advertencia del gobierno a un medio es una amenaza a la libertad de expresión y a la libertad de prensa, pero, cuando el gobierno o demás autoridades sienten que las críticas no responden a la realidad, tienen derecho a la réplica con la obligación de los medios y los periodistas de darle cabida, con el mismo despliegue con que se hizo la crítica.

Una crítica periodística no se responde con una amenaza por parte del gobierno o autoridades, la Ley de Emisión del Pensamiento establece la obligatoriedad a los medios para dar cabida a la aclaración del ofendido. Si el medio no corresponde con esta obligación, el director del periódico, telenoticiero o radioemisora, sabe que se expone a enfrentarse a una acción legal, de lo cual no puede alegar ignorancia. Un buen periodista es aquel que reconoce cuando se ha excedido en una apreciación o cuando ha incurrido en la difusión de una falsedad, sea por error del reportero o por la mala fe de una fuente noticiosa que proporciono la noticia falsa. Pero, aun en este caso, la Ley de Emisión del Pensamiento no protege al irresponsable, lejos de eso la ley le exige que ofrezca el espacio para desagraviar al ofendido con la noticia, en el caso que esta hubiera resultado falsa.

Es decir, el gobierno y cualquier particular están en su derecho de exigir al medio el derecho a réplica cuando se sientan aludidos u ofendidos por una publicación, lo que no procede es la amenaza, porque cuando una autoridad acude a este recurso, es porque prefiere dilucidar las situaciones mediante la coacción o la represión, que es el procedimiento propio de los gobiernos autoritarios que escogen los métodos ilegales para librarse de las críticas. Solo los gobiernos autoritarios creen que los medios y los periodistas deben ser sumisos a la voluntad gubernamental, desconociendo la regla moral que impone a los funcionarios, al ser electos o nombrados, a quedar expuestos a la crítica de los medios de comunicación y periodistas que a la vez estamos obligados a actuar con seriedad.

El Gobierno de la Presidente Xiomara Castro debe atenerse a estas reglas del régimen de libertad de expresión y libertad de prensa, como lo ha hecho durante los primeros tres años. Desconocerlas casi al final de su mandato, le representará a la Presidente Castro un baldón que la puede dejar manchada para figurar en la historia como un gobierno disociado del respeto a la más preciada e inviolable de todas las libertades, como es la libertad de prensa y libertad de expresión.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy martes 18 de marzo de 2025.