
Un partido que nació y ha forjado su plataforma electorera en la predica constante de haber sido víctima su máximo líder, de un golpe de Estado que no fue tal, sino otra cosa, y que venga a amenazar a la nación con recurrir a un verdadero golpe de Estado, porque en el Poder Legislativo la oposición que es la mayoría, no le satisfaga eligiendo un fiscal general a su medida, tal como lo advirtió uno de sus principales dirigentes, incurre en una verdadera temeridad inconstitucional.
La Constitución es muy precisa, y no deja ambigüedades cuando fija el mecanismo de elección del fiscal general y otros funcionarios que requieren la mayoría calificada de votos de diputados propietarios. Ir en contra de la norma constitucional es violentar el orden jurídico, por lo que es un terrible contrasentido hacer una proposición contra la ley después de haber estado condenando un supuesto golpe de Estado, para venir ahora con la amenaza de que, si la oposición no responde a su capricho de dejarles escoger el fiscal general a su medida, LIBRE lo hará fuera de la Constitución. ¿Dónde queda la línea «anti golpe de Estado» de LIBRE si ahora quiere cumplir su objetivo amenazando con romper el orden constitucional?
Los hondureños tenemos que darnos cuenta que la predica del golpe de Estado de LIBRE en realidad es un caballito de batalla a la usanza demagógica que se ha montado desde la falsa ideología de la izquierda carnívora, que en realidad responde a un populismo fascista que tiene como objetivo supremo atacar a la Constitución para debilitarla, con el proyecto de una asamblea constituyente que le permita elaborar una Constitución también a su medida.
Hoy está planteada la lucha en el marco democrático que todavía subsiste en el Congreso Nacional, y frente a la oposición que constituye la mayoría parlamentaria, LIBRE es la minoría, y como tal no puede imponer su voluntad pretendiendo que los partidos opositores por la fuerza acepten el candidato a fiscal que propone LIBRE, señor Johel Zelaya, que dicho sea de paso tiene varios impedimentos legales que no son poca cosa, como es haber mentido a la junta proponente, lo que lo descalifica para cualquier cargo en el Ministerio Público, siendo que al haber mentido para poder optar a un cargo en el Ministerio Público, cometió un delito grave. LIBRE no debe empecinarse en imponer al señor Johel Zelaya, porque en la nómina hay dos candidatos más que son simpatizantes de ese partido.
Pero, aunque el capricho de Mel Zelaya se centre en que sea otro Zelaya el que ocupe la Fiscalía General, debe saber que la posición firme del bloque parlamentario de oposición no se quebrantara y que la única opción que tiene LIBRE es negociar en base a sus otros dos candidatos. Lo más grave en esta situación es el empecinamiento del sector que sabiendo que tiene la desventaja de ser minoría, por la violencia y la arbitrariedad pretenda imponerse a la mayoría. Esto es totalmente inconsecuente e inaceptable, porque ningún conflicto político se puede resolver desde la terquedad del que, por creer que tiene la fuerza del gobierno a su favor, piensa que puede doblarle las rodillas a una oposición que es mayoría.
El Congreso Nacional es el primer poder del Estado, es la sede del poder parlamentario y solo puede ser doblegado por el Poder Ejecutivo por la vía de la violencia y la arbitrariedad. Si el Gobierno de Xiomara Castro acude a estos recursos, para imponerse en el nombramiento del fiscal general, debe saber de una vez por todas que perderá el reconocimiento internacional, que ya no tendrá la estima como gobierno democrático. Deberá olvidarse por completo del apoyo internacional para instalar la CICIH, y olvidarse del beneficio de la Cuenta del Milenio y de muchos otros tipos de apoyo que son indispensables para el fortalecimiento del presupuesto de la Republica.
Una amenaza como la que el diputado Carlos Zelaya le lanzo a la oposición y a Honduras en general, buscando ablandarla para que ceda a su capricho de elegir al señor Johel Zelaya como fiscal general, es un delito que se tipifica como «traición a la Patria», y que no prescribe, y que puede quedar en el limbo del tiempo, pero que no se esfumara y que puede ser reactivado al cabo de los anos con pena de cárcel para el o los causantes. No se puede condenar golpes de Estado ni dictaduras cuando se lleva en la mente las mismas armas para aferrarse al poder con propósitos particulares. La consecuencia de la amenaza del secretario del Congreso, diputado Carlos Zelaya, de salirse del orden constitucional si la oposición no les acepta su capricho, es una verdadera temeridad inconstitucional que acarrea el delito imprescriptible de traición a la Patria.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 31 de agosto de 2023.