
Según encuestas políticas que vimos antes de que comenzara la prohibición legal para publicar sondeos, como hallazgos relevantes encontramos que los dos partidos históricos, PN y PL, han tenido una notable recuperación, más el Partido Liberal, que venía arrastrándose en una agonía, desde que Mel Zelaya le succionó al menos una tercera parte de la membresía, que en su mayoría no eran propiamente liberales, sino un mogollón de oportunistas, de esos que siempre han existido constituyendo el lunar oscuro del PL.
La recuperación que manifiesta el PL es la recuperación del bipartidismo, porque al renovar fuerzas los liberales, se equiparan a los nacionalistas y al final eso alimenta al conglomerado politico tradicional que por décadas mantuvo la hegemonía en el escenario político hondureño, haciendo casi imposible que otras fuerzas irrumpieran con posibilidad de éxito, como aconteció con el PINU y la Democracia Cristiana, que nunca lograron cuajar como partidos de masa, quedándose en un círculo conformista, en el que apenas cabían unas 20 mil personas, a pesar de que, tanto en el PINU como en la Democracia Cristiana hubo lideres nacionales importantes, muy destacados, como Miguel Andonie Fernández, Enrique Aguilar y Olban Valladares en el PINU, mientras que en la Democracia Cristiana, Hernán Corrales Padilla y Orlando Iriarte, más otros distinguidos ciudadanos, dieron la batalla en varias campanas, pero sin lograr atraer a las masas que prefirieron continuar siendo liberales o nacionalistas.
En estos momentos, como partido político, el Partido Nacional es el que demuestra tener mayor membresía, porque a pesar de haber sido severamente golpeado, y desgastado por tres períodos de gobierno, cuando se analizan los estudios que se hicieron hasta mediados de febrero anterior, el Partido Nacional es el único que sobrepasa el millón de seguidores, en cambio el PL empezó su recuperación en el momento que ingresaron como aspirantes Salvador Nasralla y Jorge Cálix, que a decir verdad, ambos entraron como verdaderos torbellinos, moviendo las viejas bases liberales al tiempo que se convirtieron en imanes con poderosa fuerza atractiva.
El PLR, a pesar de estar en el poder, hasta febrero no mostraba crecimiento, puesto que la última cifra que se mostró en las encuestas, el PLR tenía un poco menos de 600 mil seguidores, cifra que esta abajo del Partido Liberal, que para mediados de febrero pasado ya manejaba un alcance electoral arriba de los 900 mil seguidores. Estos cálculos no son del todo exactos, son aproximaciones, porque aún el día después de las elecciones no se puede decir que el resultado final es la cifra exacta de la membresía, pero si nos remitimos a las tres Elecciones Internas o Primarias celebradas en los años 2012 (PN-1.1 millones; PL-594 mil y PLR-563 mil), en 2017 (PN-1.3 millones; PL-700 mil; PLR-461 mil) y en 2021 (PN-1.1 millones; PL-778 mil; PLR-562 mil), se nota que el Partido Nacional es mayoritario, el PL, a pesar de la succión que le hizo Mel Zelaya para formar su propio partido, siempre mantuvo el segundo lugar.
Pero, en los estudios realizados en forma privada hechos en la fecha del 19 de febrero, el PN si bien se mantiene a la cabeza, el crecimiento del PL es notablemente extraordinario. Y no lo atribuimos a que los liberales están saliendo hasta debajo de las piedras, porque eso es un cuento de camino real. Esta última cifra que denota el crecimiento liberal creemos que se debe a una «afiliación momentánea» de ciudadanos que se manifiestan porque esta vez confían en que los liberales son los que deben encargarse de la dirección del país.
Salvador Nasralla tiene un gran poder de convocatoria popular por su condición de personaje televisivo, muchas de esas personas no tienen filiación política, siguen a Nasralla por su magnetismo televisivo. Jorge Cálix, en cambio, tiene mucha capacidad y conocimiento político para conquistar y crear estructuras que son vitales en las Elecciones Primarias. Muchos nacionalistas también se han decantado por Cálix, les gusta su temple, y es seguro que así como logró el apoyo de los nacionalistas para ganar la presidencia del Congreso Nacional, aún mantiene nexos con los nacionalistas que lo pueden poner a la cabeza de una posible coalición espontanea.
En cuanto a las tendencias, las opciones Nasralla-Cálix mantienen los resultados de hace un mes cuando se hicieron los estudios, ambos precandidatos mantienen una disputa cerrada que deja por debajo a los demas aspirantes, por lo que, podríamos decir que entre Cálix y Nasralla la moneda está en el aire. Mientras en el PN, la ventaja de Nasry Asfura es reconocida por los militantes de las demas corrientes, sabiendo que el excandidato nacionalista, además de su estilo característico de acercamiento, en ningún momento ha dejado de trabajar.
Lo más extraordinario en este periodo electoral de carácter interno y primario, podríamos decir que es la recuperación del bipartidismo, quizás aprovechando en parte que la principal candidata del PLR nunca pudo levantar cabeza, de manera que la expectativa de un cambio en el timonel del gobierno hondureño se consolida, a medida que pasan los meses y el Gobierno del PLR (Libre) demuestra que su papel en la vida de los hondureños consiste únicamente en vivir al día, haciendo lo mismo que es buscando la manera de aferrarse al poder, pero sin dar satisfacciones a los hondureños, que ven con tristeza y desesperanza como día a día aumenta la violencia, como cada día hay menos oportunidades de empleo, y como el problema de la energía cada vez es más dramático. En este marasmo de incertidumbre que es el Gobierno del PLR, el bipartidismo se recupera y los hondureños cada vez piensan más en un liberal para conducir los destinos del país.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy martes 4 de marzo de 2025.