ROATÁN: VÍCTIMA DE LA INDIFERENCIA MUTUA

Roatán es sin duda la joya hondureña en el Caribe. Hoy más que nunca, gracias al esfuerzo empresarial de los propietarios de hoteles, Roatán es más conocida y visitada por turistas extranjeros de todo el mundo que llegan atraídos por sus bellezas naturales: los arrecifes coralinos entre los mejores del mundo, y aguas marinas cristalinas aptas para el buceo. Últimamente, Roatán tiene una gran cantidad de restaurantes diversos, donde se disfruta la mejor gastronomía de mariscos, aunque en el menú hay carne de excelente calidad, y otros platos a base de pasta.

Cada vez son más los cruceros, tanto los grandes barcos de turismo como los aviones continentales y transatlánticos, que llegan de todas partes del mundo a Roatán transportando miles de turistas al año, que con su presencia le inyectan un circulante económico apreciable a la isla, lo que ha modificado sustancialmente la economía de los habitantes. He estado visitando Roatán en los últimos 15 años, especialmente durante la semana santa, a disfrutar un período de descanso a la incomparable playa del West Bay. En ese tiempo hemos aprendido a conocer la situación de Roatán, donde como en todas partes del mundo hay gente buena y gente mala.

Uno de los puntos flacos de Roatán es su transporte local, especialmente los taxis, que una parte está en manos de personas mal educadas, no preparadas para demostrar su amabilidad con los visitantes. El año pasado mientras entraba a uno de los supermercados de Roatán, fui objeto de un maltrato de un energúmeno conductor de taxi, que vive atrapado en las telarañas políticas, personas a las que la mejor respuesta es el ninguneo. Y en gran escala, el talón de Aquiles de Roatán es la falta de un buen hospital, por lo que las personas enfermas que necesitan tratamientos deben viajar a Gran Caimán o a los hospitales de La Ceiba y de más calidad, en SPS.

Hay un aspecto que trabaja en contra de la isla. Las fuerzas vivas y la empresa privada de Roatán padecen el mal de la indiferencia. Prefieren desvincularse del resto de Honduras, dicen que por el estado de violencia que hay en tierra firme, por lo que en toda su publicidad en el extranjero se venden como ROATÁN EN EL CARIBE. Cuando le pregunte a un amigo hotelero porque usaban esta estrategia, donde se denota una actitud anti-hondureñista, su respuesta fue que, si anuncian a ROATÁN como parte de Honduras, los turistas no vendrían, creyendo que en la isla se dan los mismos niveles de violencia que hay en tierra firme. Pero, vaya paradoja, en Roatán, hoy hay tantos crímenes como en las ciudades hondureñas en tierra firme. Y en el resto de Honduras, los compatriotas dicen que prefieren viajar a EEUU, porque dicen que en Roatán todo es muy caro, incluso más caro que en EEUU.

La indiferencia y el distanciamiento es mutuo, de los Roatanes al resto de Honduras y de tierra firme con Roatán, como si Roatán fuera un país distinto que vive mejor alejado del país al que pertenece. Sin embargo, en medio de la tragedia que significa la destrucción de su único hospital público, se ha observado una reacción en favor de la población de la isla para cooperar con la reconstrucción de su hospital. El Gobierno de la Presidente Xiomara Castro está acompañando a una comisión local de Roatán, que preside el alcalde Ron McNab, para hacer posible la reconstrucción de su hospital en el menor tiempo posible. Sucede que son las tragedias las que hacen posible los reencuentros, y esta vez la destrucción del hospital, puede ser un factor que haga que los hondureños de Roatán cambien su actitud de ver al resto de Honduras en tierra firme, como un inconveniente para sus propósitos turísticos.

Roatán está siendo sacudida por una ola de violencia, por lo tanto, ya no son los hechos de violencia en tierra firme la razón para que los empresarios y habitantes de la isla mantengan la estrategia turística de vivir distanciados, en una especie de independencia irracional que hace ver muy mal, especialmente a los empresarios isleños, que aunque son de origen europeo, son especie humana de la nacionalidad hondureña, quiéranlo o no.

El isleño de Roatán recibe a los que procedemos de tierra firme con desconfianza, creen que los que arribamos de la capital o de otra parte de Honduras llegamos a quitarles algo. Es la típica reacción mezquina del que no quiere tener contacto con otros para no deberles siquiera la correspondencia del saludo. Naturalmente que hay honrosas excepciones en la isla, particularmente cada vez que platico con los exalcaldes Jerry Hinds y Julio Galindo, encuentro en ellos un trato cordial, amistoso, deseosos de conversar conmigo para conocer como están los escenarios del país. Ambos, Jerry Hinds y Julio Galindo, pertenecen a la parte excepcional de Roatán. Sin embargo, los de tierra firme también tenemos una cuota de culpa para que los Roatanes sean hoscos, muchas personas que han llegado de las ciudades han contribuido con el clima antisocial que ha ido creciendo en la isla, donde ahora hay mucha inseguridad. 

Roatán es tan hondureña como Tegucigalpa, San Pedro Sula y demás ciudades. Debemos ir más seguido a Roatán y tratar más a los hermanos isleños. Hagámosles sentir nuestro afecto fraternal, es imperativo que, de ambos lados, isleños y de tierra firme, derribemos ese muro de indiferencia y desconfianza mutua, que ha vuelto huidizos a los roatanes, creyendo que actuar como navegantes solitarios es su mejor negocio para atraer turistas. Pero deben saber que negar la nacionalidad, es el mayor pecado de los ciudadanos de cualquier país.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy martes 23 de abril de 2024.