El reproche maternal de la Presidente Xiomara Castro a su hijo menor «Melito» Zelaya, por increpar al incompetente gerente la ENEE, Erick Tejada, aflora el singular estilo de gobernar de la familia, aunque no hay que descartar que este cruce de mensajes entre madre e hijo, es la clásica estrategia de los antiguos gobernantes europeos que recurrían a los juegos artificiosos de conflictos inventados en palacio para disfrazar o para ocultar los problemas que agobiaban a los gobernados.
El maestro en el aprovechamiento del teatro de las pantomimas palaciegas en los tiempos modernos es el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, con su malévola genialidad de las mañaneras, «conferencias de prensa» que realiza todas las mañanas, a primera hora, de dos o más horas de duración, con las que comienza su jornada diaria. Un ducho de la demagogia, López Obrador, sale cada mañana dispuesto a batirse con los periodistas que asisten a las «mañaneras», entre irreverentes y sumisos, con el propósito de entretener a periodistas, medios de comunicación y al público mexicano, no con el propósito de debatir o informar, sino con el fin de desviar la atención.
En el Gobierno de Libertad y Refundación, sucede lo contrario, la Presidente Xiomara Castro nunca ha concedido una conferencia de prensa a los medios, y las pocas veces que permite ser entrevistada es por periodistas del sector oficial o por algunos corresponsales locales, responde con frases cliché, revestidas del lenguaje ideológico contra «el golpe de Estado», la «narcodictadura», y que todavía sigue en resistencia. Dos años y medio después de asumir el gobierno, nuestra Presidente no le ha dado a los periodistas ninguna declaración en la que aborde las acciones de solución a los problemas del país.
Es el joven «Melito» Zelaya, el menor de la familia, el que ha acaparado el protagonismo en la prensa hondureña con su estilo «tuitero», al recriminar a aquellos funcionarios del gobierno de su madre que han pretendido apoderarse de funciones que están por encima de sus atribuciones, como si fueran «pequeños presidentes». El primer «riendazo» se lo dio «Melito» a Marlon Ochoa, siendo titular del SAR, cargo en el que Ochoa respondía más a Rixi Moncada, por lo que «Melito» Zelaya le recordó a Ochoa que estaba en el puesto por decisión de su madre, la Presidente Xiomara Castro, y no por obra de otra persona, en alusión a Rixi Moncada. En este caso no hubo reacción de ningún lado, el «reglazo en las meras canillas» a Marlon Ochoa, que sin duda le dejo marcas, mostró al joven «Melito» como la pieza del gobierno que tiene la tarea de poner en juicio a los funcionarios a los que se les han subido los humos.
El reclamo más reciente, es el que dirigió por un tuit a Erick Tejada, gerente de la ENEE, con una pobre gestión al frente de la empresa más importante del Estado, con el único mérito de ser el funcionario más protegido por la Presidente. Quizás por este motivo es que doña Xiomara no se pudo contener para recordarle al hijo amado que no comparte sus opiniones, aunque el reclamo de «Melito» corresponde a la verdad: a Erick Tejada le ha quedado demasiado grande la camisa de la ENEE, evidenciado por la serie de apagones que tienen al borde de la quiebra a centenares de empresas, y por los daños que sufren los aparatos eléctricos en perjuicio de los consumidores.
Este estilo de gobernar no es nada serio, los asuntos de Estado no se pueden manejar como si fueran problemas hogareños entre hijo y mamá. Ni las nimiedades de un hogar, cuando la madre entra en desacuerdo por los arrebatos de un hijo, deben trascender al público. Los asuntos de Estado en un gobierno serio deben tener un manejo formal. Cuando en un equipo gubernamental dos funcionarios chocan por el estilo diferente de hacer las cosas, hay debate en los gabinetes y en el seno de estos se define la decisión que más convenie adoptar.
Observemos la diferencia de gobierno entre el nuestro y el gobierno salvadoreño. El señor Bukele toma decisiones de alto nivel en beneficio de su país, acaba de inaugurar las instalaciones del gigante mundial tecnológico de la información, Google, que por algo decidió anclar en El Salvador. Mientras aquí en Honduras, nuestro gobierno juega a hacernos creer que se ha embarcado en el proyecto histórico del ferrocarril interoceánico, realizable a un plazo no menor de quince años, y que requiere una inversión multimillonaria que no tenemos como país empobrecido.
Frente al avance que tienen El Salvador, Guatemala y Costa Rica, los hondureños nos estamos jugando nada menos que a Honduras. No es tiempo de estar jugando a los estilos anticuados de gobernar con falacias como el del ferrocarril interoceánico, teniendo el «Canal Seco» a punto de concluir para concretar en un plazo de cinco años la segunda salida del Pacífico al Atlántico, a un costo muy manejable de unos 500 millones de dólares, que están disponibles en el BCIE.
Esto de dejar el gobierno en manos de los más jóvenes de la familia, es lo último que nos podía pasar a los hondureños. Que los historiadores nos aclaren si esto es inédito o si ya antes Honduras había estado en manos de ʹteenagersʹ. Y ya saben lo que nos pasará, porque ¡quien con niños se acuesta, zurrado amanece!
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy martes 16 de abril de 2024.