PALMEROLA Y GUANTÁNAMO

Aunque pudieran tener alguna singularidad, las bases militares de Guantánamo en Cuba y la de Palmerola en Honduras son diferentes en su contexto funcional, aunque en el fondo cumplen un objetivo muy parecido, que es el de ejercer un trabajo de vigilancia para la seguridad continental. Los orígenes de ambas bases también son diferentes. Pero, donde Guantánamo y Palmerola tienen un paralelismo en los actuales momentos es en el reclamo que hacen los gobiernos de Cuba y Honduras, en el intento de erradicar a las fuerzas militares estadounidenses invocando razones de soberanía, aunque este punto quedó salvaguardado en los convenios que fueron firmados por ambos países con EEUU, por lo que la vigencia de ambas bases está a prueba de cualquier reclamo, siendo que en los dos casos están de por medio dos acuerdos comprendidos en tratados internacionales.

Tanto en el caso de Guantánamo en Cuba como en el de Palmerola en Honduras, no hay forma de desconocer la vigencia de los acuerdos internacionales, particularmente el de Palmerola, que se afianza en el convenio bilateral de ayuda militar que celebraron Honduras y EEUU el 20 de mayo de 1954, mismo que está comprendido en el TIAR, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca para el mantenimiento de la paz y la seguridad del hemisferio occidental, instrumento que fue depositado en la ONU, por lo que no se trata de una presencia militar impuesta por EEUU, como lo insinuó en su discurso de año nuevo la Presidente Xiomara Castro.

La expresión usada por la mandataria hondureña, en el más castizo estilo de los vocablos hondureños, es un sombrerazo, o una bufonada, como se dice en España. Porque el gobierno no tiene ninguna capacidad para provocar una interrupción del convenio por la vía legal, comenzando porque, como todo acto jurídico que es engendrado en el Congreso Nacional, en estos momentos el gobierno no tiene el respaldo de la mayoría parlamentaria, que no solo no le apoya en una cantidad de iniciativas, sino que le es completamente adverso en situaciones políticas como la de Palmerola, donde está implícito el aspecto ideológico, del que hace gala con mucha euforia el Gobierno del PLR. 

Invocar la protección de los migrantes hondureños para sombrerear a los EEUU con la advertencia de eliminar Palmerola, es una ocurrencia infantil, porque una cosa no se ajusta a la otra. Los migrantes hondureños que pueden ser deportados son los que se encuentran en condición ilegal, de manera que EEUU está en su legítimo derecho de extrañarlos conforme a derecho. No es así el caso de Palmerola, que esta sostenido por un convenio internacional, entre los dos países, comprendido en el TIAR que es un tratado interamericano con el objetivo de mantener la paz y la seguridad.

La base militar de Palmerola se construyó en 1982 de acuerdo con los gobiernos de ambos países, con fines, objetivos y beneficios para ambos, por lo que resulta una ligereza sugerir que la instalación de la base debe ser vista con fines de beneficio económico. Y que, como los estadounidenses no le pagan a Honduras por tener la base, en reciprocidad, deben permitirles a los miles de indocumentados que sigan viviendo al margen de la ley en EEUU. Y muy a pesar del gobierno, eso no es así, porque los convenios que suscriben los países en el marco de un tratado internacional con una finalidad suprema como es mantener la paz y la seguridad en el continente, no contemplan beneficios como los otorga un alquiler o un arrendamiento.

El acuerdo para instalar la base militar en Palmerola no está basado en el beneficio económico, su esencia es eminentemente de seguridad y tranquilidad. A raíz del convenio bilateral, los militares hondureños se han capacitado con militares estadounidenses, entrenándose mediante ejercicios e intercambios en la lucha contra los grupos delictivos y el tráfico de drogas, trata de personas, flora y fauna silvestre. La Fuerza de Tarea Brazo que opera en Palmerola, trabaja fomentando la seguridad, la estabilidad y la prosperidad por medio de misiones para contrarrestar el crimen organizado transnacional, hasta misiones humanitarias y de alivio en desastres, en los que se ha beneficiado a miles de compatriotas.

No hay forma alguna que el Gobierno de Xiomara Castro pretenda expulsar a la base militar de Palmerola, ni por la vía diplomática, por lo que hemos explicado, mucho menos por la vía forzosa, porque una ocurrencia irracional de proceder por la fuerza sería una insensatez descomunal. Parodiando a la fábula de Zúñiga, sería como una pelea entre el águila y la hormiga.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 2 de enero de 2024.