¡NO VIENE RUBIO!

La noticia de que el nuevo secretario de Estado del gobierno de EEUU, Marco Rubio, en su primera gira de visita a los gobernantes de Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Panamá y República Dominicana, dejando por fuera a Honduras, cayó como un bombazo en plena madrugada. Dejar por fuera a Nicaragua no amerita explicación, pero excluir a Honduras es otra cosa. Los últimos roces por la advertencia de la Presidente Xiomara Castro de revisar el tratado sobre el que se finca la base militar de Palmerola, en represalia por la deportación de hondureños indocumentados, y antes, la cancelación del tratado de extradición, no es del todo la gota que rebalsa la copa, pues, como solía decir el recordado animador mexicano Raúl Velasco, «aún hay más».

La no presencia del secretario de Estado, Marco Rubio, en Honduras, pareciera ser un salto de rayuela, usando la figura en el campo político, porque Rubio viene a Guatemala y El Salvador, dos gobiernos que desde la óptica de los Republicanos no les resultan afines del todo. Bernardo Arévalo tiene una posición política que está definida en la ubicación socialista, sus antecedentes no dejan ninguna duda, pero ya en el cargo presidencial ha sabido jugar el naipe frente a EEUU, porque entiende que este país tiene los ases, los reyes, los caballos, las sotas y las demás cartas con el mayor puntaje. Solo que Bernardo Arévalo no se pierde, sabe que con EEUU no se puede ni debe pelear.

Con Bukele el trato es como el pleito bíblico entre David y Goliat, nada más que EEUU prefirió conciliar con el «enano» de C.A., ante de que le jalara a la honda a sabiendas de que rompió las reglas constitucionales para reelegirse, contando con un amplio respaldo de los salvadoreños. EEUU, que respeta la voluntad mayoritaria de los pueblos, decidió plegarse a esa inmensa mayoría del pueblo salvadoreño y para darle la bendición del Tío Sam, envió al anterior subsecretario de Estado, Brian Nichols, para asegurarle a los salvadoreños que entre el gobierno de EEUU y Bukele, al final todo pasó sin que pasara nada. 

Pero esto no es todo, el jueves por la tarde, antes del atardecer, el mero «tigre» de la Casa Blanca en persona, llamó al mandatario salvadoreño para confirmarle su interés de trabajar con su gobierno. Ninguna señal tan «relampagueantemente» positiva para los salvadoreños, que esta llamada efectuada por Trump a Bukele. Imagínese usted, como en el viejo cuento, es la montaña buscando a Mahoma. Naturalmente que en el trasfondo hay política de la buena, Trump compartiendo con Bernardo Arévalo y con Bukele, es hacer negocios con los dos más grandes del triángulo norte centroamericano.

No hay porque perderse, más que señales de humo, Trump de manera subliminal le dice al Gobierno de Xiomara Castro, que a su gobierno no le interesa hablar con Honduras, mientras no cambie sus posiciones tan desafectas con EEUU. A estas alturas, el secretario de Estado, Marco Rubio, sabe que el Gobierno de Xiomara Castro despreció las múltiples ofertas de ayuda que le envió el gobierno de Biden. Y está al tanto que Xiomara Castro desatendió una gentil invitación a una Cumbre Americana en EEUU por una mala inducción del presidente mexicano López Obrador.

El ajedrez de Trump es muy comprensible. Está jugando con las piezas, que, aunque los gobiernos de Guatemala y El Salvador no le caen bien del todo, saben que sus países dependen de EEUU y que, si el mayordomo mayor del norte los llama y les pide que trabajen juntos, no hay por qué decirle no. Lo inteligente es darle el «welcome Mr. Trump» y adelante. Dejando el lenguaje coloquial, precisamos que Guatemala y El Salvador tienen una partida ganada y ante la opinión pública internacional, incluso, pueden atenuar el azote de las deportaciones de sus paisanos.

Este no es el caso de Honduras, al no venir Marco Rubio a nuestro país, significa que el gobierno de Trump no solo nos ningunea, sino que, por las advertencias de la Presidente hondureña a través de la cancelación del tratado de extradición y la amenaza de expulsar la base de Palmerola, el gobierno de Trump prefiere mantenerse a distancia de Xiomara Castro. Esta no es una buena señal para el Gobierno de Honduras. Si hay alguien con la cabeza serena en el entorno de la Presidente hondureña, debería leerle los mensajes de Trump y el secretario de Estado, Marco Rubio. Nosotros le aconsejaríamos a la Presidente que modifique su discurso y que reconstruya cuanto antes las relaciones diplomáticas con EEUU.

Honduras no tiene las condiciones oscuras de Venezuela, todavía tenemos espacio político suficiente para que el gobierno le demuestre a EEUU que, aunque se defina como un gobierno socialista, está dispuesto a mantenerse en el marco de la democracia, comenzando por respetar el anhelo del pueblo hondureño de elegir en marzo a los candidatos presidenciales, para posteriormente en noviembre salir masivamente a elegir un nuevo presidente y al resto de las autoridades para garantizar la alternancia democrática.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 24 de enero de 2025.