El que tanto presume de honradez es el que resulta ser el menos honrado, dice un viejo refrán español de Lope de Vega. A los hondureños se nos vendió el estribillo electoral en el 2021, que las elecciones de ese año fueron las más limpias, y ahora nos estamos desayunando, aunque bastante tarde, que no fueron tan limpias como lo ha venido pregonando el PLR. No hay que hacer un análisis tan profundo para llegar a la conclusión de que, en las elecciones de 2021 hubo un chorro de fraude. Y si no, veamos. De acuerdo al artículo 283 de la Ley Electoral, el CNE está obligado a realizar el verdadero escrutinio con los votos que son procesados en las mesas para ser transmitidas por los TREP hasta el CNE.
Los medios de comunicación hemos contribuido a la mala costumbre, por la prisa de ofrecer avances del proceso electoral, a dar como válidos los resultados que se toman de las mesas al momento de insertarse en el TREP, con lo cual sembramos en la mente del público la idea de un resultado que se presta para cometer fraude electoral. En 2021, según hemos podido comprobar en una fuente calificada, solo el 46% de los resultados divulgados fueron verificados en el CNE, cuando debieron estar verificados por lo menos el 80% de los resultados. Todo lo demás fueron resultados preliminares divulgados por los medios pero que no fueron verificados por el CNE. Es decir, el pueblo hondureño debe saber que gracias a la astucia del PLR, el propio día de las elecciones los medios de comunicación forjamos en la mente de los hondureños un triunfo con resultados preliminares, provenientes de los TREP, y no del escrutinio final de los votos que debe hacer el CNE, como lo manda el art. 283 de la Ley Electoral.
¿Quién fue el responsable de este proceder que eludió la obligación establecida en el art. 283 de la Ley Electoral de hacer el escrutinio final en el CNE? Obviamente que fue la persona o las personas que tuvieron el control del máximo organismo electoral. En 2021, los hondureños fuimos enajenados, y en esto los medios de comunicación tuvimos gran parte de la irresponsabilidad, de dejar ensamblada en la mente de los ciudadanos, un resultado no en base al escrutinio final, que es el que tiene peso jurídico, sino en base a resultados primarios enviados por los TREP de las mesas electorales, que no fueron verificados por el CNE.
El consejero del PLR, Marlon Ochoa, es repetitivo en el anhelo de que las elecciones de 2025 sigan el mismo patrón de las elecciones de 2021, por considerar que fueron las elecciones más «limpias», que a todas luces es un mito sembrado de manera intencional en la ciudadanía, porque ahora nos enteramos que los responsable del CNE eludieron la responsabilidad que establece la Ley Electoral en el artículo 283, que determina hacer el escrutinio en el CNE con la totalidad de los votos enviados por los TREP.
En 2021 hicieron el recuento solo con los votos procesados en las mesas electorales, que solo tiene carácter preliminar para los TREP, pero que no representa el resultado oficial hasta tanto no haya sido debidamente verificados en el CNE. En la falencia del procesamiento de los datos en la mesa, y en la falta de validación posterior en el CNE, pudo haber ocurrido un alto porcentaje de fraude que contribuyó a inflar el resultado de 2021.
La Ley Electoral establece el carácter preliminar en la divulgación de los resultados electorales; los resultados de las actas de cierre transmitidos por las juntas receptoras de votos que son divulgados el día de las elecciones, después del cierre oficial de las Juntas Receptoras de Votos, tienen carácter preliminar y solo cumplen la función de informar a la ciudadanía sobre los resultados parciales de la votación. En esta parte los directores de los medios de comunicación tienen que revisar su modelo de transmisión el día de las elecciones, para tener conciencia de que por el espíritu competitivo de captar más audiencia apresurándose en la difusión de los resultados preliminares, pueden contribuir a sembrar en la mente del público la idea de resultados que no corresponden a la decisión de los electores jugando de esta manera en favor de los promotores del fraude electoral.
Desde las mesas electorales se pueden transmitir resultados falsos a los TREP y una vez que los medios de comunicación dan por ganador a un candidato, es complicado y difícil revertir esa idea, diciéndole al final a los ciudadanos que los resultados son otros, totalmente diferentes. He allí el espacio para el fraude, que manejado con habilidad por personas que desempeñan funciones en el CNE, pueden valerse de los medios informativos para que estos sin percatarse, ofrezcan resultados acomodados al interés de un partido o un grupo que tiene capacidad de maniobra dentro del CNE.
El fraude electoral manejado con arte y habilidad puede sortear cualquier mecanismo de vigilancia establecido en un proceso. Los rusos son expertos en el fraude electoral, pero en EEUU en varias elecciones se han encontrado dispositivos asombrosos producidos por el talento humano destinado al mal, en que, se han comprobado acciones fraudulentas de los políticos.
Ahora tenemos dos damas aguerridas en el CNE, que enfrentan al bravucón consejero del PLR. Sobre ellas descansa la altísima responsabilidad de evitar que, desde el mismo organismo electoral, el PLR pueda maniobrar para obtener un resultado electoral de manera fraudulenta. La consejera Cossette López está demostrando tener el temple para ir poniendo los puntos donde deben estar y no donde el PLR quiere que se pongan.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy martes 24 de septiembre de 2024.