Hay hombres que escogen el camino retorcido de violar la ley, sea porque han emergido de la ilegalidad misma, o porque al pretender imponerse para lograr un propósito mediante el abuso, se colocan en contra de la historia. Porque todo aquel individuo que para lograr un objetivo se sitúa en contra de la ley, para violentarla en perjuicio de la nación, es porque se siente más cómodo como delincuente que como defensor de la ley.
Aunque ha habido muchos hondureños que han preferido la oscuridad a la iluminación de la ley, en estos momentos nadie le quita el puesto al diputado Luis Redondo, para erigirse como uno de los políticos funestos que hacen gala de la prepotencia en desmedro de las leyes. Redondo es producto de la ilegalidad, haber sido impuesto por el Partido LIBRE en forma violenta y arbitraria en la presidencia del Congreso Nacional, oscuridad en la que ha estado y seguirá estando hasta el final de su periodo, lo enmarca en la triste situación de indeseable y funesto. Nunca antes un diputado fue elevado a la dirección del Congreso Nacional apoyándose en empellones y patadas, despojando del cargo a los diputados que minutos antes habían sido electos conforme el protocolo constitucional del parlamento hondureño.
Hoy, Redondo ya es un personaje oscuro, enfundado en una espesa barba, estilo Barrabas, que gusta de actuar a espaldas de la ley, nadando contra la historia, que, si le reservara algún pequeño sitio, será aquel que, a manera de cartelera, recoge los nombres de los pillos de toda especie. Redondo, evidentemente desorientado por su inestabilidad mental, se niega a dar cumplimiento a un trámite sencillo de renuncia de un exfuncionario que, conforme a Derecho, puede solicitar que el pleno del Poder Legislativo le acepte o no la renuncia. Al presidente del Congreso, aunque en condición ilegal, le corresponde someter la renuncia del designado presidencial Salvador Nasralla al pleno, que es el que decidirá si acepta o no la petición del designado presidencial. Redondo, queriendo retorcer el asunto a su muy particular forma de actuar, dice que turnará la renuncia de Nasralla a la Sala Constitucional del Poder Judicial.
Esta respuesta es un mero capricho infantil de Redondo, una testarudez típica de la persona anormalmente inferior. Nasralla no tiene por qué renunciar ante el Poder Judicial, su renuncia es ante el Poder Legislativo, el primer poder del Estado, que es el órgano competente que declara la elección del Presidente de la República, designados presidenciales, diputados del Congreso Nacional y del Parlamento Centroamericano, cuando el Consejo Nacional de Elecciones no lo hubiera hecho.
Turnar la renuncia del designado presidencial Salvador Nasralla a la Sala Constitucional del Poder Judicial, es un desaguisado mental de Luis Redondo, al que pareciera que la enorme barba, que cada vez le consume el rostro, le está afectando emocionalmente. Es obvio que Redondo se ha vuelto un iracundo sin espacio mental para el discernimiento correcto. Le está haciendo un enorme favor a Nasralla, encumbrándolo cada día a un victimismo que da buenos réditos políticos, como en su día favoreció a Ricardo Maduro hasta ponerlo en Casa Presidencial. O a José Azcona del Hoyo, cuando Suazo Córdova se empeñaba en boicotear sus aspiraciones presidenciales, obteniendo un resultado contrario que llevó a Azcona a la Presidencia. Entre más irracional sea la actitud de Redondo contra Salvador Nasralla, por la inercia de la teoría de los contrarios, Nasralla se eleva en simpatía, mientras que Redondo se hunde en el desprestigio popular.
Por la fuerza de la ley, lo que procede es que la Secretaría del Congreso Nacional ponga en la agenda de esta semana la renuncia de Salvador Nasralla, la someta a consideración del pleno para que se abra el debate y luego se proceda a la votación de los diputados, que son los que decidirán si le aceptan o no la renuncia al designado presidencial Salvador Nasralla. No hay más vuelta de hoja, Redondo hace el ridículo mayúsculo al turnar la renuncia a la Sala Constitucional, tan solo para amargarle la vida, por unas cuantas semanas más a Salvador Nasralla, pero este, suponemos que bien aconsejado, no hace otra cosa que sacarle provecho a la burrada de Redondo.
Con esta metida de extremidades, Luis Redondo se cierra las puertas del PSH, donde sin duda ya no tiene cabida, quedando a expensas de arrimarse a LIBRE, partido del que aún no es miembro, para poder mantenerse en la brega política en las próximas elecciones, y que, aunque es un partido antidemocrático que no cree en las leyes, tiene sus estatutos que rigen la militancia partidaria. Salvo que Redondo quiera jugar al solitario para postularse como candidato independiente a diputado, en cuyo caso no le auguramos más que un rotundo fracaso, dada su infortunada actuación por su tendencia a la ilegalidad, que le merece un alto reproche de la gran mayoría de los hondureños.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 29 de abril de 2024.