Algunas veces hemos escuchado decir que en EEUU hay una sola visión política para ver los asuntos externos, y que, gobierne quien gobierne, sea del Partido Demócrata o del Partido Republicano, no se puede salir del guión que mantiene EEUU como país, que es defender los intereses que tiene en los distintos países del mundo. Esta apreciación no corresponde a la realidad, porque en EEUU siempre ha habido dos visiones para defender los intereses estadounidenses, dependiendo del partido que gobierne, y que son fácilmente identificables dentro y fuera de ese gran país. Esta parte es muy complicada manejar, porque siendo EEUU el país más poderoso del planeta, con la inmensa cantidad de relaciones, y conforme sus múltiples intereses, sus gobernantes necesitan tener a personas que además de capacidad intelectual tengan experiencia curtida en el campo de la diplomacia, donde radica el arte de defender los intereses y a la vez mantener buenas relaciones con los demás países. Nada más que entre los dos partidos hay posiciones diferentes para cumplir el objetivo de defender los intereses de EEUU.
Dependiendo el tipo de gobierno que tienen los países aliados, así actúan los gobiernos de EEUU; los demócratas son muy flexibles con los gobiernos de corte izquierdista, a veces inexplicablemente actúan en menoscabo de los intereses de EEUU, para complacer a quienes consideran son sus afines en política, aunque no sean muy amigos de EEUU, como sucedió entre el Gobierno de Xiomara Castro y el presidente Joe Biden, que hizo el papel de «hazmerreir» al enviar ofrecimiento sobre ofrecimiento de ayuda a la Presidente Xiomara Castro, obteniendo como respuesta el olímpico desprecio de la gobernante hondureña, que llegó a la descortesía inusual de desatender la invitación para asistir a la Cumbre de las Américas en 2023, ausencia que representó para nuestro país una perdida sustancial de ayuda que hubiera contribuido con el bienestar de miles de hondureños.
Por el modelo demócrata, en el gobierno del recién fallecido presidente Jimmy Carter, EEUU entregó el Canal de Panamá al gobierno del Gral. Omar Torrijos, de corte izquierdista, aliado de Fidel Castro, y que, aunque el canal fue construido por EEUU, ahora ofrece condiciones más favorables a China Continental, como lo han demostrado varias auditorías. También, en el gobierno de Carter, los sandinistas encontraron apoyo de EEUU para derrocar al dictador Anastasio Somoza, merced a que el gobierno de Carter bloqueó la compra de armas y municiones al dictador nicaragüense, facilitando el triunfo del frente sandinista.
Desde el ángulo de los republicanos, la visión es diferente. El apoyo es para los gobernantes conservadores de estos países. En el gobierno de Ronald Reagan se extirpó un gobierno de corte marxista en la isla de Granada, en las Antillas menores y su sucesor George Bush, invadió a Panamá para capturar al Gral. Manuel Antonio Noriega, jefe de Estado panameño, por sus vinculaciones comprobadas con el narcotráfico. Y un año antes, el gobierno de Bush dio la bendición a la DEA para que, en un operativo, penetrara a Honduras a capturar en Tegucigalpa al capo hondureño Ramón Matta Ballesteros, por sus operaciones en la narcoactividad.
El gobierno demócrata de Barack Obama en 2009 fue cauto durante el derrocamiento de Mel Zelaya, al que de cierta manera buscó restaurar en el poder, enviando al peso pesado de la diplomacia demócrata, Thomas Shannon, quien fracasó en su intento por la postura radical del propio expresidente Zelaya, a quien ni siquiera un intelectual de comprobada capacidad como Víctor Meza pudo convencer para lograr un acuerdo, porque Mel puso en la mesa de negociación a un intransigente profesional como Juan Barahona, quien se encargó de estropear el trabajo de Shannon, que era lograr la restitución de Mel Zelaya para que finalizara los meses de gobierno que le restaban, aunque, otros sectores no acompañaban lo que consideraron una infeliz iniciativa.
Ahora gobierna Donald Trump, un personaje que políticamente responde al corte populista, con un estilo imperial de gobernar. Sus posiciones se alejan de la ambigüedad, su modelo de gobierno es actuar como un emperador, que no admite discusiones a sus órdenes. Apenas en una semana de estar en el despacho oval de la Casa Blanca, Trump ha avanzado lo que otros presidentes tardan hasta seis meses en ejecutar. Poner el ojo exigente en las deportaciones es lo más crucial, con lo que pondrá contra las cuerdas a los países que dependen mucho del envío de remesas. La voz imperial de Trump es que los países se adhieran a las disposiciones de su gobierno de recibir a los deportados en las condiciones que son enviados por las autoridades de EEUU, lo que no le gustó al presidente colombiano Gustavo Petro, que en forma altanera negó el ingreso a los deportados, lo que de inmediato despertó la ira de Trump, que reaccionó con una tendalada de medidas restrictivas de corte económico contra Colombia. La reacción de Petro fue la natural, del que siendo el más débil le da por ser golillero: ¡ah no, diría Petro, así de buenas maneras, no hay problema!
Contra el gobierno de Petro ha sido una breve demostración del genio y estilo de Trump para resolver las situaciones que afectan a EEUU, en este segundo mandato que le confió el pueblo estadounidense. Los demas países, por supuesto incluyendo Honduras, no deben esperar menos de Trump. Hasta puede ser que en sus futuras apariciones Trump se muestre más duro. Falta mucho que ver en el catálogo de Trump. Ya anuncio que perseguirá a los narcotraficantes como terroristas en sus países o donde se encuentren, y esto preludia que hasta puede haber conflictos bélicos si los gobiernos llegaran a resistirse.
Esta es la visión de los republicanos, pero siendo Donald Trump el presidente, es doblemente amplificada. O sea, si los republicanos son partidarios de la mano dura, Trump tiene un brazo y un puño de hierro capaz de pulverizar a los que crean que EEUU ya no es el país más poderoso del planeta.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 27 de enero de 2025.