LA PERVERSIDAD DE LA MAYORÍA

El madurismo, desde Venezuela, ha querido lanzar la idea que la mayoría de venezolanos que lo rebasó en las elecciones, es una multitud perversa, porque con sus votos le expresó que ya no lo quieren en el poder, desde donde ha destruido a un gran país, con tantos recursos que Maduro ha malbaratado. Lo acaecido en Venezuela en las pasadas elecciones, no solamente cambió las circunstancias de las que se aprovechaba y fortalecía el chavismo, sino que cambió la posición del respaldo y de las grandes multitudes de los barrios de todo el país que decidieron echar del poder a Nicolás Maduro. Hoy, en todo el mundo reconocen que el candidato Edmundo González Urrutia no solo ganó las elecciones, sino que barrió y trapeó con Nicolás Maduro.

Sin embargo, a Maduro aún le quedan unos seis meses en el poder, porque su período termina a finales de enero próximo, antes no se le puede sacar por la fuerza, porque se incurriría en un golpe conforme a la ley, y a Nicolás Maduro, que aunque pertenece a la especie humana de los estúpidos, le queda algo de frente para refugiarse en el «victimismo» y desde allí mantener la cantaleta del golpe de Estado, que no la puede ocasionar el pueblo, sino los militares o el mismo gobierno. Maduro quiere aprovecharse de un paso en falso de la oposición, sabe que nada es más condenable en el ámbito de la democracia que abusar de sus reglas formales para violentar el principio fundamental que la inspira, que es el logro del interés general de los ciudadanos. Hoy, Maduro tiene en contra a la mayoría del pueblo venezolano, inmensa mayoría a la que está tratando de hacer ver como una mayoría condenable, maligna y perversa, porque cansada de las estupideces y las arbitrariedades del tirano, se le dio vuelta para apoyar al candidato de la oposición.

Pero resulta que, en el caso venezolano, los niveles de perversión y el abuso de poder en contra de las reglas democráticas, constituyen la práctica del tirano Nicolás Maduro, por lo que sus propios amigos y socios como Lula Da Silva, Gustavo Petro y López Obrador están gestionando una salida a través de una transición democrática el próximo enero de 2025. Los amigos y socios de Maduro, ante los desmanes de este, han declarado que revisar las actas no tiene otro propósito que el hacer prevalecer la democracia y el sentir mayoritario de los venezolanos. Quienes más lo proclaman son los venezolanos de los barrios, que han descendido a las calles de las ciudades para enfrentarse a los esbirros militares y policiales de Maduro.

Mantenemos en el tapete de la opinión pública el tema de Venezuela, porque los protagonistas de la política hondureña ya empiezan a mostrar sus temores por lo que consideran una posibilidad peligrosa, de que el partido PLR, que cuenta con la asesoría venezolana, pueda estar en vías de aplicar el mecanismo de fraude empleado por el madurismo. El político hondureño que se niegue a aceptar esta posibilidad, creyendo que los venezolanos maduristas que asesoran al Gobierno de Xiomara Castro en materia electoral son unos angelitos en los que hay que confiar con los ojos cerrados, es porque están fuera del contexto real o por otras razones que son indescifrables.

Por experiencia sabemos que hay ciertos políticos hondureños que habitualmente declaran ante este tipo de amenazas, que en ellas no hay otro propósito que el de hacer prevalecer la democracia y el sentir mayoritario, aunque sepan que lo que se puede cocinar en un organismo fundamental como el CNE, al ser controlado por el partido gobernante, es un fraude electoral, el gran mecanismo con el que un tirano tiene capacidad de derrotar a la mayoría del pueblo.

Los políticos que se afanan en que no se hable de la posibilidad de un fraude desde el CNE, es porque banalizan la democracia, haciéndola coincidir con su punto de vista personal, aunque desde sus posiciones ignore olímpicamente el interés general del pueblo hondureño. Hoy, la supuesta representante del PL en el CNE se niega a atender los llamados que le formula el Central Ejecutivo del PL, alegando una falsa independencia, negándose a rendir sus informes a la máxima autoridad del PL. 

La democracia descansa en una serie de principios morales que los ciudadanos elevan a la categoría de norma básica y fundamental, protegida del capricho momentáneo de una o más personas circunstanciales, que a través de algunos mecanismos fuera de la ley, establecen sus reglas personales con las que desconocen el principio de autoridad que tiene el PL. La unidad del PL es básica para llevarlo por la senda del triunfo en el 2025, y con la llegada de Salvador Nasralla y Jorge Cálix, dos torbellinos cargados de entusiasmo y fervor liberal, tiene magnificas expectativas para regresar al poder, para conducir los destinos de Honduras, alejada de los moldes antidemocráticos.

Creer que la autoridad del Partido Liberal no tiene derecho a pedirle a su delegada en el CNE, que rinda informes a quien corresponde, es andar por el camino equivocado de creer que la mayoría es mala y que el pensamiento de un solo hombre, aunque este sea «yoísta y caprichoso», es lo mejor. Este pensamiento es el mismo que aplica Nicolás Maduro contra la mayoría de los venezolanos que lo derrotó en las pasadas elecciones.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 7 de agosto de 2024.