LA PÉRDIDA MÁS GRANDE

Por lo general, los hondureños pasamos reclamando y nos lamentamos, creyendo que Honduras sería otro país si los politicos y funcionarios que llegan a ocupar los cargos de la administración pública no robaran tanto, porque con lo que se birlan las personas que ocupan los cargos clave de los gobiernos, tendríamos más recursos para atender sin mayores problemas los renglones sociales de salud y educación. Un país donde la clase política no tiene conciencia cuando llega a gobernar, no puede obtener cifras positivas en las asignaturas estructurales de salud y educación, que solo se pueden atender en la debida forma con austeridad y control de gastos, aspectos fundamentales que al ser debidamente atendidos proporcionan bienestar social, seguridad y empleo.

Sin embargo, si el saqueo de los fondos públicos que hemos visto a lo largo de todas las administraciones, desde 1982 hasta la fecha, en unos gobiernos más que en otros, es una lacra que afecta al pueblo hondureño, es nada comparable con el daño que nos da la cifra escalofriante, el mayor desastre para Honduras, que es tener más de un millón de nuestros niños en edad escolar fuera del sistema educativo nacional, por diferentes razones. Esta cifra es una tragedia para nuestro país, porque es la niñez, el sector que constituye el futuro de Honduras, el que se está quedando sin recibir la instrucción primaria, la décima parte de la población que en otras circunstancias seria la esperanza del país, pero que al quedarse en una situación de cuasi analfabetos, no representa una esperanza para su familia ni para el país, pasando al espectro social como un sector que aportara muy poco o nada al desarrollo de Honduras. 

La cifra de un millón cien mil niños sin recibir el pan del saber primario que es la educación escolar, debe ser contemplada como una tragedia nacional, porque si es el porcentaje que se registra anualmente, Honduras está en una carrera veloz en retroceso; un millón cien mil niños sin instrucción escolar es el lucro cesante, la perdida más grande, el daño más grave que todo el dinero que se han robado durante todos estos años los ladrones del erario público. Alguien podría decirnos que toda esta población infantil que se está quedando sin educación escolar, dentro de unos años será la mano de obra que hemos perdido y que se necesita en el país, que no todos los niños traen las aptitudes para enamorarse de la educación, y que más vale tener personas sin escolaridad para inducirlos a los oficios. Esto es una temeridad, porque aún los obreros y trabajadores calificados requieren de los ingredientes fundamentales de la educación, para poder ingresar a escuelas técnicas o centros educativos de oficios.

En los peores escenarios del mundo, la educación primaria es elemental y no debe dejar a ningún niño fuera de su alcance. Hace algunos años mientras colaborábamos como voluntarios en el sector educativo con el ministro de Educación, Marlon Breve, colaboramos en el proyecto de las metas EFA, educación para todos, impulsada por los países desarrollados, buscando que ningún niño se quedara fuera del sistema educativo. De aquel tiempo para acá, esa mística desapareció del sistema educativo porque las personas que alcanzan la titularidad de la Secretaría de Educación se dedican a cualquier cosa, menos a trabajar por impulsar programas sustanciales como las metas EFA, que son determinantes para hacer que los niños reciban toda su educación primaria, de ser posible hasta el noveno grado.

La historia de Honduras, como dijo un poeta hondureño, se escribe en una lagrima de tristeza, algo que se comprueba con cifras lamentables como la de un millón cien mil niños que se quedan sin recibir la instrucción de educación primaria al quedar fuera del sistema educativo público. Y nos demuestra lo ineficiente que es la Secretaría de Educación, dependencia que ha llevado a Honduras hacia un franco retroceso, sobre todo en los últimos diez años, cuando los gobiernos nacionalistas y el actual gobierno del PLR, con un claro menosprecio a la niñez y el país, han nombrado a personas de marcada incompetencia para dirigir la Secretaría de Educación.

En el Gobierno de JOH, con varios colegas que formábamos el Consejo Editorial de Canal 10 propusimos como iniciativa EL GRAN DEBATE EDUCATIVO NACIONAL, que buscaba remover los cimientos apolillados del sistema educativo hondureño. Había profesionales calificados y con experiencia como Marco Tulio Medina, Pedro Saavedra, Armando Euceda, Juan Ramon Martínez, Segisfredo Infante, Lea Cruz, Nahum Valladares, Américo Reyes. El debate educativo se estrelló en el ignorante que el gobierno tenía al frente de la Secretaría de Educación y al mismo gobierno no le intereso porque en la lógica de los políticos tradicionales, el debate era una amenaza para la comodidad de los que se esmeran por mantener a los hondureños dentro de la ignorancia, porque allí son menos peligrosos para los políticos. 

La cuestión hoy ya no es si se debe o no hacer el mayor esfuerzo para interrumpir esta marcha nefasta en que camina el sistema educativo, porque el PLR también incurrió en el mismo atentado de los tres gobiernos nacionalistas, con un ministro carente de visión para ver la gravedad del sistema educativo. Seguir como hasta ahora, quizás con el peor sistema educativo del planeta, es alinearnos con la destrucción de Honduras. Porque con ese volumen de un millón cien mil niños fuera del sistema educativo, avalado por el silencio cómplice de todos los hondureños, le estamos dando el tiro de gracia al futuro de nuestro país. Porque un país poblado por una mayoría ignorante es una nación enterrada.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 19 de febrero de 2025.