El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca es un hecho completamente inédito. Se trata de un político convicto que está imputado por 34 cargos, desde los que pudieran calificarse delitos simples hasta los más graves como es el asalto al Capitolio de EEUU. No entra en el análisis la pregunta de por qué una avalancha de votos lo proclamó presidente, encarando Trump tantos cargos de la justicia. La gran inquietud es: ¿Qué podría pasar con los cuatro casos criminales que enfrenta Trump con la justicia, después de su elocuente victoria presidencial? Todo hace suponer, que por respeto a la soberanía popular del voto de los ciudadanos, el triunfo electoral de Trump puede significar que alguno de los casos penales que enfrenta a nivel federal sean desaparecidos por el Departamento de Justicia, lo cual es un varapalo para el Estado de Derecho de ese gran país que dejaría de tener un sistema jurídico ejemplar, porque el rasero de la justicia estadounidense esta vez se habría doblegado ante el poder político de una victoria electoral.
EEUU estaría ante una disyuntiva de grandes proporciones, en que, si la voluntad popular expresada en el voto de una mayoría de la población, es capaz de superar a la majestad de la justicia para dejar impune a un político con 34 cargos, como será la justicia de EEUU de ahora en adelante al abrir una excepción a la regla que ha venido imperando por la tradición de la inviolabilidad a la ley en ese gran país, y que hasta ahora era de indefectible cumplimiento al establecer que: «ante la ley, caiga el que caiga».
Con la excepcionalidad a favor de Trump, un convicto reincidente con 34 cargos por 34 delitos cometidos, cuatro de ellos de orden criminal, que será ahora del sistema de justicia de EEUU que es tan implacable con todo aquel que se atreve a cruzar la línea roja de la ley para cometer una falta mínima, o una falta máxima que lo pueda llevar al final de sus días en una prisión o a la pena de muerte. Este caso de Trump es un verdadero parteaguas para la justicia de EEUU, que se había ganado el prestigio de no perdonar a ningún delincuente, y que ahora deba perdonar a un convicto reincidente de tantos cargos, por el hecho de haber sido premiado por el voto del pueblo para regresar triunfante a la Casa Blanca. Y como quedan todas las personas agraviadas por el señor Trump, al ver que su deseo de que se haga justicia contra su agresor se quedará en el aire, porque el sistema de justicia federal decida que por ahora Trump es intocable y que, habrá que esperar que Trump deje la Casa Blanca, dentro de 4 años, para que se reactive el brazo de la justicia para reiniciar las acciones contra el convicto Trump, convertido de nuevo en presidente.
Miren cómo son las cosas en esa extraña justicia de EEUU, donde las implicaciones que un tribunal estatal condene a un presidente electo son tales que, como mínimo, es probable que la audiencia se retrase y el castigo, si lo hubiera, se aplicaría hasta que Trump concluya su mandato de 4 años. Ya se habla que los abogados de Trump han pedido al juez neoyorquino Juan Merchán que retrase su sentencia programada para este 26 de noviembre, en la que Trump podría enfrentar cuatro años de prisión. Miren como esta amplia inmunidad para un presidente en EEUU, convicto de 34 cargos, cuatro de ellos criminales, puede llevar al sistema de justicia a desestimar todos los cargos contra Trump. Incluso los casos federales, como afirmaciones falsas de fraude electoral, que podrían desaparecer por orden del Departamento de Justicia.
¿Tendría cara EEUU para querer seguir aplicando su justicia a los delincuentes y criminales hondureños, y para pedirlos en extradición y juzgarlos en los tribunales de EEUU, después de esta excepcionalidad a un político que ha cometido 34 violaciones a la ley, cuatro de orden criminal? Creo que por estos lados habrá una rebelión y hasta con cierta razón, porque si la justicia de EEUU perdona a uno de los suyos por ser grande, aunque haya cometido 34 delitos, entre ellos 4 de orden criminal ¿por qué someterse a un sistema que aplica la justicia de manera tan exquisitamente selectiva?
El triunfo de Trump complica a EEUU de todas formas, pero donde le arruina la vida a ese gran país que ha sido ejemplar, por ser una nación de leyes, es cuando la justicia se ablanda para perdonar a una persona que se refugió en la política para blindarse de los castigos por los tantos delitos cometidos. Estados Unidos entonces, habrá dejado de ser un país de leyes, porque la impunidad se habrá impuesto a la justicia. Ni más ni menos.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 7 de noviembre de 2024.