Honduras, un país muy rico en calamidades de todo género, es profundamente pobrísima en Teoría del Estado, por las enfebrecidas mentalidades de los políticos, y de ciertos militares que empeñan su conciencia con los gobiernos que les ofrecen suficiente «cobre» para que les presten el apoyo de las armas para sentirse superiores a los demás sectores, que conforman la oposición. La obstinación del Gobierno de la Presidente Xiomara Castro, por construir mega cárceles en lugares donde está vedado ese tipo de construcciones, hace ver al gobierno chapoteando en el fango, en momentos de crisis, cuando no hay medicinas en los hospitales y el reclamo popular por esta deficiencia que afecta la salud de la población, que debería hacer sonrojar al gobierno por la vergüenza de no dar satisfacción a los ciudadanos de escasos recursos, y que recibe como respuesta el trato indiferente de la ministra de Salud, Carla Paredes, que sigue el patrón de los altos dirigentes del PLR, de responder con insultos a los reclamos que se le formulan.
Pero, no todos los sectores del país ven las actitudes del gobierno con la indiferencia común con que la mayoría displicente se toma los agravios oficiales, por lo menos la etnia misquita no se queda de brazos cruzados, y se ha declarado en rebeldía ante la pretensión del gobierno de construir una mega cárcel en el sector de Mocorón, considerado territorio sagrado para los misquitos, un contingente hondureño que vive muy apartado de las costumbres y formas de vida de los demás sectores del país. Los misquitos tienen la peculiaridad especial que guardan con una fidelidad extraordinaria las costumbres ancestrales que recibieron como herencia de sus antepasados.
Una de esas costumbres es considerar que su territorio es la mejor herencia recibida y que por nada del mundo permitirán que sea profanado por los demás, ni siquiera por el gobierno, que por ser el administrador de los bienes del Estado, algunas veces se propasa e irrespeta las costumbres de los grupos étnicos que por la ley del tiempo tienen derecho a exigir que ni siquiera el gobierno pueda desconocer la fuerza de sus costumbres y tradiciones. Tal es el caso que está sucediendo cuando la ministra de Defensa, Rixi Moncada, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Roosevelt Hernández, han llegado en pose napoleónica a Mocorón, anunciando la construcción de una mega cárcel en el propio corazón de La Mosquitia hondureña. Esto ha enervado a los misquitos que se han declarado en pie de guerra frente al gobierno y las FFAA, advirtiendo que por nada del mundo permitirán que se construya en su territorio una cárcel gigante que cambiaría el escenario social y ambiental de Mocorón.
Lo extraño y muy pesado en esta situación es la reacción del jefe del Estado Mayor de las FFAA, al desconocer a una de las lideres misquitas que se ha plantado con mucha entereza advirtiendo que los misquitos no permitirán una mega cárcel en Mocorón, y que antes de eso, los misquitos echaran de su territorio al batallón militar establecido en esa zona, lo cual presagia una respuesta frontal de la etnia misquita que está siendo manejado de una manera torpe y ramplona por el Gral. Roosevelt Hernández, que debería saber que al retar a la etnia misquita no se está midiendo a cualquiera de los otros sectores del país.
En los misquitos no hay espíritu guerrerista, pero es un sector étnico que tiene sus valores bien asentados, sus costumbres y sus creencias son inamovibles, lo que los convierte en personas con el suficiente valor estoico para enfrentar a los enemigos con el más poderoso musculo que es su fe inquebrantable, y el de conocer su territorio al pie de la letra, en el que pueden vencer al adversario que sea sin necesidad de tener bayonetas ni cañones. Las experiencias acumuladas de varios siglos los ha curtido de un valor con el que han enfrentado a las fuerzas naturales y han sobrevivido a lo largo del tiempo. No es la bravuconada de un jefe militar lo que les va a sacar carrera a los misquitos, cuando sus líderes hablan de no permitir ninguna mega cárcel en Mocorón es el cumplimiento de un juramento a sus ancestros de no permitir que su territorio sea mancillado por sujetos extraños a su fe y a sus costumbres.
Mal hace el Gobierno y el comando de las FFAA en invadir un territorio que ha sido abandonado por los gobiernos para buscar imponerles una mega prisión. Por la actitud desafiante de los líderes misquitos, le recomendamos al gobierno y a los militares que no incurran en otro error más que le puede costar muy caro a la nación. Para mega cárcel, hay un proyecto carcelario que quedó a medio construir en Cofradía, Cortés, en el que no se necesita una cuantiosa inversión y para el que hubo una socialización de un sacerdote católico con los pobladores. Ese proyecto está adelantado y se ajusta a la necesidad de una nueva instalación penitenciaria.
No tiene necesidad el gobierno de confrontar a la etnia misquita, que ya advirtió que no permitirá ninguna mega cárcel en Mocorón, una advertencia que el gobierno debe tomar con seriedad. Tampoco las FFAA deben amedrentar a ningún sector para imponer algo que ni siquiera les compete, porque en ninguna ley se dice que los militares están para construir cárceles. El retrato de un jefe militar, que nunca ha estado en un combate ni en una guerra, expone muy mal a las FFAA, cuando en tono bufón responde a los misquitos que las FFAA tienen su territorio en la zona misquita, lo cual no es verdad, porque las FFAA no están por encima de la ley, sino para que se respeten las leyes. Aunque, parece que el Gral. Roosevelt Hernández cree todo lo contrario.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 4 de diciembre de 2024.