LA ENEE: UNA EMPRESA SANGRONA

Las empresas de servicio público, como su nombre lo indica, no solo están obligadas a prestar el servicio en forma eficiente, sino en atender a los usuarios y darles satisfacción a cualquier reclamo que se les formule. Este principio lo vimos en Holanda, donde los servicios de agua potable y electricidad constituyen una prestación en forma abnegada, respetuosa y sagrada por el Estado, a través de las empresas concesionarias. En ese país, de vasta educación y cultura, tanto el agua como la electricidad llegan de manera inalterable a los hogares, y es muy raro que haya cobros indebidos, porque las mediciones a los contadores de los hogares, comprometen a la empresa prestataria, de manera que cualquier abuso cometido en forma consciente o inconsciente, da lugar a demandas por indemnización por miles de dólares.

Aquí en Honduras sucede lo contrario, la ENEE especialmente, se ha cultivado como una empresa sangrona, que abusa de los usuarios al grado de cobrar por cálculo y no por medición. La ENEE es una empresa abusiva que no se mide para atropellar a los usuarios, sean personas o empresas, no solo porque el servicio de energía eléctrica es sin duda el más deficiente de todos los servicios públicos, sino porque tiene una concha tan dura en la que se escuda para burlarse de los reclamos que se le formulan por los constantes daños que las variaciones del voltaje producen a equipos eléctricos y electrónicos en general.

Igual que se queme un televisor, una refrigeradora o una computadora en un hogar, o que se dañen equipos de alto valor en una empresa, que son herramientas de trabajo adquiridas en el exterior, por muy bien que se documente un reclamo, la ENEE se da el lujo de descalificarlo enviando una cuadrilla de personas adiestradas en inventar desperfectos en las instalaciones para declarar improcedente el reclamo. Las perdidas constantes que tienen las diversas empresas, en gran parte son por desperfectos y danos a los equipos tecnológicos, debido a los apagones frecuentes que ocurren a cualquier hora del día en todo el territorio nacional. Incluso los aparatos adicionales que se instalan para estabilizar la energía internamente en los edificios, terminan dañándose por los efectos de los apagones que son devastadores contra la economía de las empresas.

Pero la mayor experiencia de la ENEE y en lo que si tiene una enorme efectividad es en burlarse de los reclamos, a través de cuadrillas que parecieran estar adiestradas para inventar diversas causas internas en los lugares de donde procede la reclamación. La ENEE no siempre fue así como es ahora. Hasta el gobierno de Carlos Flores, fue una empresa bastante eficiente, administrada con un alto espíritu de servicio y de respeto al usuario. Pero de allí en adelante la ENEE se convirtió en una empresa irrespetuosa, mal administrada, con un pésimo servicio y descargando en los usuarios todas sus flaquezas. Empezó con el modelo sangrón que hoy ha empeorado. Lo que malgastaba la ENEE comenzó a recuperarlo vía incremento de tarifas, hasta llegar a los niveles de estrangulamiento que hoy nos sacrifica a todos los usuarios.

Y no hay una instancia de primera mano donde los usuarios, sean personas o empresas, podamos obtener una satisfacción de la ENEE por los daños que nos provocan sus constantes apagones y las variaciones del voltaje, que son peligrosas para la seguridad de las instalaciones y de los mismos edificios y residencias. Los que buscan hacer efectivo un reclamo por daños ocasionados por el mal servicio de energía, quedan destemplados por la manera truculenta de la ENEE de inventarse la perfecta salida para no responder por los daños causados: desperfectos en las instalaciones se ha vuelto una norma constante en la ENEE.

En este sentido, la ENEE, como empresa de servicio público es la enemiga número uno de los hondureños, porque, aunque la energía eléctrica es un servicio indispensable tanto en los hogares como en las empresas, cuando se cuantifican los daños provocados por los apagones y por las brutales variaciones del voltaje eléctrico, más el alto costo de la tarifa, el impacto en el presupuesto doméstico como en el de las empresas es un factor que diezma de manera impactante cada año la economía en los dos sectores.

Las quejas que hemos visto en estos últimos días, recogidas por los medios de comunicación, solo son una parte de la muestra, porque si las empresas publicaran los reclamos por los cuantiosos daños causados por el deficiente servicio de la ENEE, resultaría un escándalo nacional. Pero, con su política sangrona, la ENEE está blindada para no resarcir los daños causados con la excusa sempiterna de que son los usuarios los culpables. Por todo esto, la ENEE, más que tenebrosa, es una empresa sangrona y abusiva, enemiga de los hondureños.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 21 de junio de 2024.