
En esta última asamblea de la ONU quedo muy claro que, aunque la izquierda ha avanzado en varios países latinoamericanos, son más las diferencias que los dividen que las causas que los unen. La mayor diferencia se vio en la escasa asistencia de países miembros al salón de sesiones de la asamblea cuando les toco comparecer a los presidentes izquierdistas Petro de Colombia y Xiomara Castro de Honduras. El colombiano Gustavo Petro sufrió un portazo humillante cuando al ser anunciado por el portavoz de la secretaria general, toda la asistencia se puso de pie, unos delegados optaron por retirarse, mientras que otros entraron en una «platicadera» con lo que ningunearon al presidente colombiano, dicho sea de paso, el discurso de Petro tuvo aspectos importantes que valían la pena escuchar por referirse a una nueva estrategia para enfrentar el narcotráfico.
La parte más triste le correspondió a la Presidente Xiomara Castro, que, al momento de leer su discurso, se encontraba prácticamente solitaria, con unas poquísimas personas en el salón, que a lo sumo eran miembros de la delegación hondureña que fueron sentados en forma dispersa para no dejar en cero a la Presidente hondureña. Caben algunas razones para explicar el vacío doloroso que ha de haber experimentado doña Xiomara Castro, al saber que su discurso seria recibido solo por los miembros de la delegación hondureña que estaban obligados a escuchar a su jefa de gobierno. Y por las paredes y las sillas. Una de ellas es que, Honduras es un país atrapado por sus propias contradicciones políticas, haber salido de un gobierno democrático que termino muy mal, con un presidente que gobernó durante dos periodos, atrapado al final por la justicia estadounidense bajo la grave acusación de narcotráfico. Y gobernado actualmente por un gobierno autoritario, que, aunque se define en el modelo del socialismo democrático, en realidad se maneja con todas las características de un gobierno neo-fascista, que desconoce y pisotea la Constitución y demás leyes, y que quiere controlar todos los poderes por la vía de la fuerza y la violencia.
Estas características que son informadas por las misiones diplomáticas que conviven en Honduras a sus respectivos gobiernos, son las que guían la norma de conducta de sus representantes en los foros internacionales. No es fortuito que la casi totalidad de los asistentes le dieran la espalda al izquierdista presidente Petro de Colombia, luego que su hijo confesara que recibió dinero del narcotráfico para sufragar la campaña presidencial de su padre, el actual mandatario colombiano Gustavo Petro. Como tampoco es casualidad que a la hora de pronunciar su discurso la Presidente Xiomara Castro, el salón de la ONU estaba completamente desierto, lo que constituyó un absoluto desaire a un gobierno autoritario de corte fascista, que se apropió de la dirección del Congreso Nacional por la violencia para recetarse un «Decreto de Amnistía» que resulto un baño de impunidad para exfuncionarios que mantienen causas pendientes con la justicia. Un gobierno que controla el Poder Judicial y que ahora se desvive por elegir a un nuevo fiscal general que este bajo el mando del Partido LIBRE. Un gobierno que ha logrado permear los altos mandos militares y que ahora se esmera en destruir la empresa privada. Todos estos elementos son de pleno conocimiento de los delegados de los países miembros de la ONU.
Sin embargo, una gran cantidad de países del pleno de la ONU son de tendencia izquierdista y sin embargo, no hicieron causa solidaria para acudir al salón y acuerpar con su presencia a la Presidente hondureña. Esto puede explicarse por el extraño desencuentro que se observa entre los gobiernos de Colombia y Chile, y Nicaragua y Chile. Los dardos fulminantes que el presidente Boric de Chile le lanza al dictador Daniel Ortega de Nicaragua por las atrocidades contra los derechos humanos, pudieran entenderse si provinieran de otro país antagónico en pensamiento. Igual que las puyas que se disparan Petro y Ortega, como antes ocurrió de Boric contra Bukele y la calificación de «Pinochetito» que Ortega la dedica a Boric.
El desencuentro por las contradicciones que se crean entre los mismos presidentes izquierdistas, pareciera indicar que en el avance de la izquierda en América Latina no hay uniformidad de criterios y pensamientos en los objetivos de los distintos lideres, aunque algunos observadores europeos sostienen que el ejercicio del socialismo varía según la capacidad intelectual de los lideres y las condiciones culturales que existen en los países, especialmente en aquellos donde no es el socialismo el que ha ganado terreno, sino que es el modelo neo-fascista, que es el caso del Partido LIBRE, que gano el poder por la ruta democrática, engañando a los aliados que lo apoyaron, con el inocultable objetivo de perpetuarse en el poder.
No es extraño que el salón de la ONU estuviera casi completamente vacío cuando le toco hablar a la Presidente Xiomara Castro. Dona Xiomara sabia con anticipación que al leer su discurso le hablaría al salón, donde la audiencia serían las grabadoras, las paredes y las sillas, por lo tanto, no tendría repercusión, porque en el vacío su discurso no le generaría ninguna reacción internacional, lo que le ahorraba el disgusto de alguna crítica del exterior. Esa es la gran ventaja de hablarle a las paredes y a las sillas.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 21 de septiembre de 2023.