HACIA LAS ELECCIONES

El proceso democrático hondureño dio un paso en firme el fin de semana al aprobarse el presupuesto de las elecciones internas o primarias, que son fundamentales para garantizar las elecciones generales. Aunque no es algo para echar del todo las campanas al vuelo, de cualquier manera hay que celebrarlo, por el hecho de que se impuso la oposición parlamentaria frente a la terquedad del PLR, que a través de su peón usurpador Luis Redondo, se obstinaba en usar la aprobación del presupuesto como un chantaje, para que en el mismo decreto se introdujeran reformas a la Ley Electoral, contentivas de mecanismos electrónicos que pueden facilitar el fraude electoral, como lo ha instaurado el chavismo en Venezuela.

El sábado, el partido chavista hondureño, PLR, junto al diputado Luis Redondo, fueron doblegados, como debía ser, por la oposición que es mayoritaria en el Congreso Nacional, siendo aprobado el presupuesto, excluyendo la parte que corresponde a la Ley Electoral, que quedó para un debate posterior esta semana. Es importante el paso del sábado, porque el mismo constituyó un ejercicio de coalición, que es lo que se vislumbra para las elecciones generales. Nos alegra este paso, porque, siempre nos preguntamos en que fallamos los hondureños que no logramos ponernos de acuerdo para enfrentar al adversario político que amenaza a la democracia y a nuestro sistema de convivencia pacífica, sin entender que solo mediante una coalición es que podremos derrotarlo y si es posible anularlo para fortalecer nuestro sistema democrático y trabajar juntos por el interés general de los ciudadanos, en vez de quedarnos mirando el ombligo partidista unos y otros.

No nos cansamos de citar el pasaje del líder socialista Guy Mollet, primer ministro de Francia, durante la IV República, obrerista y radical, pero que no eludió las alianzas con los líderes centristas, dejando una curiosa definición de las coaliciones como «el arte de llevar el zapato derecho en el pie izquierdo sin que salgan callos». En la Honduras democrática que queremos mantener, para no caer en las garras del socialismo-populista-autoritario, al que el PLR nos quiere arrastrar, nos ha llegado el momento de conocer y poner en práctica ese arte del que hablaba Guy Mollet: poder calzar el zapato izquierdo en el pie derecho sin que nos salgan callos. 

Una vez convocados los partidos a las elecciones internas, no todo está dicho, como se ve el panorama, por la tranza que hacen las elites políticas tradicionales de arreglarse entre personas para controlar los organismos electorales como el CNE, no se descarta que se dé un insólito entendimiento interno en este organismo entre la delegada Ana Paola Hall, que se jacta de ser independiente, y el nuevo representante del PLR, el radical Marlon Ochoa, con lo cual el PLR tendría el control del CNE, dejando a la representante del PN en desventaja. Por supuesto, esto es lo que advierten observadores nacionalistas como Fernando Anduray, un veterano en estas lides.

Sin embargo, frente a esta posibilidad que no es descartable dada la obstinación de Mel Zelaya, cuyo partido PLR ha sufrido un desgaste devastador con la publicación de los primeros narcovideos, está a la vista, se siente y se percibe la laboriosa gestación de una coalición propiciada por la misma necesidad de los partidos democráticos de impedir que el PLR se perpetúe en el poder, imponiendo un modelo autoritario, destructivo de la democracia, igual que el chavismo venezolano, cuya subsidiaria en Honduras es el PLR de Mel Zelaya y Xiomara Castro.

Muchas veces hemos escuchado en boca de algunos líderes liberales que viven enfurecidos por una autoridad que ya no tienen, proclamar la cantinela de que a los cachurecos no hay que permitirles ni un día más en el poder, olvidando que entre liberales y nacionalistas se han turnado el ejercicio del gobierno desde que retornamos al orden institucional en 1980. Hoy no son los nacionalistas los enemigos que pretenden destruir la democracia, es el PLR, el que con el apoyo puntual de la narcodictadura venezolana encabezada por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López, quieren convertir a Honduras en una sucursal a cargo del PLR.

Prestándose a que el PLR consiga su objetivo, líderes democráticos hondureños se confabulan con Mel Zelaya para que pueda conseguir el peor resultado de la historia de Honduras que sería la destrucción de la democracia, para sumirnos en un ambiente radicalizado en donde el populismo pueda cortejar con el fascismo, llevándonos a una lejanía política que signifique la muerte de la democracia. Esto solo podrá evitarlo una coalición política, que por lo que se ve, es el Partido Liberal el llamado a encabezarla con cualquiera de sus dos lideres más pujantes, Jorge Calix o Salvador Nasralla, uno de los cuales será el próximo Presidente de Honduras.

El renacer del bipartidismo hondureño está abriendo las posibilidades de esa coalición política, llamada a impedir que el PLR nos condene a un infierno autoritario.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 9 de septiembre de 2024.