
Desmintiéndose a sí mismo, el alto mando de las FFAA se acoge a excusas que son totalmente inaceptables por ser un triste lavado de manos, en la misma forma como lo hizo Judas Iscariote al traicionar y vender a Jesucristo. Las responsabilidades de las FFAA, a efecto de garantizar el libre ejercicio del sufragio, contempladas en el art. 272 de la Constitución de la República, son taxativas, categóricas, concluyentes y terminantes. El texto del articulo 272 no deja lugar a dudas, como para que el alto mando militar pretenda desconocerlas. Suponiendo que los señores jefes militares no tienen la capacidad interpretativa suficiente, para entender sus obligaciones establecidas en el art. 272 de la Constitución, voy a releerles el texto que por su sencillez es de la comprensión para cualquier persona que apenas haya cursado la escuela primaria. El art. 272, en su cuarto párrafo establece textualmente que a las FFAA les corresponde: «a efecto de garantizar el libre ejercicio del sufragio, la custodia, transporte y vigilancia de los materiales electorales y demás aspectos de seguridad del proceso».
Querer zafar el bulto a esta obligación es la mayor desfachatez del actual alto mando militar, especialmente del jefe del EMC. Su desobligación nos lleva a tejer las conjeturas lógicas de que, el boicot para transportar las urnas y material electoral en vehículos no convenidos, fue todo un plan malévolo para retrasar la entrega de las urnas el tiempo que fuera necesario, para vencer por cansancio a los electores y de esa forma hacerlos desistir de ejercer el sufragio.
Para que este ardid fuera efectivo, conto mucho la ausencia premeditada de los militares. Esto no es una cuestión imputable al CNE, como ha pretendido hacerlo creer Roosevelt Hernández y algunos miembros del EMC, cuando comparecen a algunos espacios donde los colegas parecen haber perdido el alcance de no dejarse embobar por el brillo de las insignias de los altos jefes militares. El abandono que hicieron los militares para no cumplir la obligación que les manda la Constitución de la República de «garantizar el libre ejercicio del sufragio, la custodia, transporte y vigilancia de los materiales electorales, y demás aspectos de seguridad del proceso» es lo que les hace responsables sospechosos del plan urdido para hacer fracasar el proceso de las Elecciones Primarias, que equivale a impedirle al pueblo hondureño ejercer el sufragio, que es un derecho universal inalienable.
Esto en materia jurídica es un golpismo electoral, porque equivale al intento de impedirle al pueblo hondureño el derecho a votar. Y este es un delito que no se puede maquillar ni atenuar diciendo que las urnas llegaron a tiempo a la mayoría de los centros de votación y solo a un dos por ciento es que afecto el retraso. Lo grave es que en ese dos por ciento están los dos mayores distritos electorales del país, donde esta una enorme concentración de electores. Y este es el punto: neutralizando la elección por la vía del retraso de la entrega de urnas en el Distrito Central y en el Valle de Sula, se afectó en una dimensión peligrosa el proceso de Elecciones Primarias. Un elemento que demuestra, que echando a perder las elecciones en Tegucigalpa y el Valle de Sula, al hacer perdedizas las urnas en la capital y SPS, las Elecciones Primarias quedaban flacas en votos.
Esto es un atentado a la soberanía popular, un intento de golpe electoral que no debe quedar en el plato del conformismo, con la excusa barata de Roosevelt Hernández y algunos miembros del EMC, de no tener responsabilidad alguna por faltar a los deberes que les impone la Constitución para garantizar el libre ejercicio del sufragio. Tampoco es asunto solo del Ministerio Público, organismo que no goza de la confianza pública, porque de antemano sabemos que los resultados que ofrezca serán aquellos que le serán debidamente ordenados. Aquí si hay necesidad de un juicio político es para el jefe del EMC y sus oficiales cómplices, la presidente del CNE es una pobre mortal del orden civil, que no dispone de armas para imponerse, la única arma que tiene a mano es el pataleo para protestar cuando los jefes militares hacían lo que querían, dizque por atender órdenes superiores.
Si los partidos políticos y sus diputados en el Congreso Nacional, por temor o por seguir la inveterada costumbre de dejar hacer y dejar pasar los abusos de los militares, se quedan inertes ante este intento de golpe electoral, imputable a politicos y militares, la democracia estará en riesgo. Porque el peligro que vivimos el domingo 9 de marzo, cuando las Elecciones Primarias estuvieron al borde del fracaso, fue por motivos reales, con falsas excusas proclamadas por los jefes militares, que son los mayormente responsables del golpe electoral que afortunadamente pudimos abortar los electores.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 17 de marzo de 2025.