
La conducta altanera del jefe del EMC, Roosevelt Hernández, que provocó la suspensión de una reunión programada este día con el pleno del CNE, es propia de las personas altaneras y soberbias que en el fondo padecen una «pequeñez engrandecida» que, en el caso de los militares se atribuye a que tienen el privilegio del uso de las armas para poder ejercer su condición de autoridad, pero, cuando la persona que lleva el uniforme padece de un complejo disfrazado, al no tener la suficiente inteligencia para hacerse sentir que es superior, recurre a los gritos. Hoy, el Gral. Roosevelt Hernández quiso apabullar a la presidente del CNE, Cossette López, una profesional que merece un tratamiento respetuoso por su condición de mujer, y además porque tiene una trayectoria impecable.
No pretendemos establecer ninguna culpabilidad en lo sucedido hoy, nos remitimos a cómo sucedieron los hechos. La confrontación se dio cuando aún no había comenzado la reunión entre el alto mando militar y el pleno del CNE, a la que también fueron convocados los medios de comunicación, evento que al final quedó abortado, porque, al sentirse agredida por el comportamiento nada caballeroso del alto jefe militar, la presidente del CNE, Cossette López, decidió suspender el evento para evitar consecuencias que pudieron ser más lamentables.
El alto mando de las FFAA en todo momento pretende rehuir el incumplimiento de sus obligaciones, que le corresponden de acuerdo al art. 272 de la Constitución de la República, disposición taxativa y precisa que no admite rodeos para escapar de lo que les manda a las FFAA el texto constitucional. Por donde los militares quieran rehuir el señalamiento popular, no tienen ninguna salida, porque el caso es que no cumplieron y punto. Roosevelt Hernández pretende desligarse de la responsabilidad, echándole la culpa a la presidente del CNE, pero el art. 272 es demasiado claro: la custodia, transporte, vigilancia de los materiales electorales y demas aspectos de la seguridad del proceso, corresponden a las FFAA, conforme el mencionado artículo. Y ninguna de las cuatro obligaciones fue cumplida a cabalidad por los militares, al menos no en la capital y no en el Valle de Sula, que es donde las urnas brillaron por la tardanza en que fueron entregadas, hasta con 10 y 12 horas de retraso, algo que resulta completamente inadmisible.
Este es el gran punto de discordancia, y que el alto mando militar pretende descargar en la presidente del CNE, lo que pareciera ser la aviesa intención de desestabilizarla, que en todo caso es un objetivo político del partido PLR, en el que las FFAA no deberían inmiscuirse, pero que, con la conducta del alto mando militar termina arrastrando a la institución castrense. Tampoco existe un interés en los medios de comunicación en perjudicar al alto mando militar, la crítica se debe a que la institución no cumplió con su obligación constitucional, sobre lo que debe centrarse la reparación de la conducta, para no incurrir en algo igual o peor en las elecciones de noviembre.
Las suspicacias revolotean en todo sentido alrededor del boicot electoral del domingo 9 de marzo, al grado que algunos observadores piensan que hay interés politico de perjudicar al Gral. Roosevelt Hernández, para justificar su separación del cargo, un extremo que no tiene mucha razón porque su período finaliza casi a final de este año. Otros piensan que Roosevelt Hernández hace lo que se le ordena desde el PLR, porque entra en los planes políticos para mantenérsele en el cargo como sucedió con el Gral. Romeo Vásquez en el 2009. Sobre estos asuntos, los medios de comunicación procuramos situarnos en la recta de la seriedad, evitando ser sorprendidos con las especulaciones.
La realidad de lo acontecido es que alguien intento boicotear el proceso electoral, provocando el retraso de las urnas a los centros de votación, buscando desestimular a los electores para que se regresaran a sus casas sin ejercer el sufragio, objetivo malévolo que fue malogrado gracias a la actitud rebelde de los electores, al persistir en sus centros de votación esperando por largas horas hasta que llevaran las urnas. La responsabilidad de los militares radica en que no cumplieron con los cuatro deberes constitucionales que hablan de custodiar, transportar, vigilar y demas aspectos de seguridad del proceso. Rehuir a estos cuatro deberes y descargar en la presidente del CNE, es una desfachatez que desnuda la irresponsabilidad de los militares.
Y pretender hacerlo con un gritería preñada de soberbia y altivez como lo hizo hoy el Gral. Roosevelt Hernández, corresponde a una persona altiva que, mostrándose como el superior que desprecia a los demás, en forma autoritaria confeso que la Constitución no le merece respeto, aunque la Constitución manda que las FFAA quedan a disposición del CNE durante todo el período del proceso electoral. Y disposición, señor Gral. Roosevelt Hernández, significa «someterse a una jurisdicción», que en el caso del art. 272 de la Constitución, significa que los militares quedan bajo las órdenes del CNE para cumplir las tareas determinadas de tipo electoral.
Al final, cuando Roosevelt Hernández respondió a los periodistas que lo inquirían sobre lo ocurrido, el Gral. habló con el tono gritón que caracteriza a los altaneros. Con gritos no se establece el dialogo ni se logran acuerdos. Los jefes militares llegaron armados como si fueran dispuestos a participar en un combate y no acudir a un evento de carácter cívico. Por allí comenzó la altanería de los altos jefes militares, que llegaron con la intención de intimidar, por lo menos esa es la impresión que quedó en los que se aprestaban a participar en la reunión que fue suspendida por la presidente del CNE para evitar consecuencias que pudieron ser más lamentables.
Ojalá no tengamos que enfrentar un conflicto externo, porque, por lo general, los militares altaneros no son muy valientes en los tiempos de guerra. Bien dice un dicho: los militares que gritan son bravucones, pero en la guerra no son más que simples cagones. O como dijo cierta vez un personaje de la política hondureña: a las FFAA en tiempos de paz hay que mantenerlas, y en tiempos de guerra hay que defenderlas.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 21 de marzo de 2025.