ELOGIO A LAS PERSONAS QUE RECONOCEN QUE HAN FALLADO

En estos tiempos toman protagonismo algunas personas que parecen no tener principios más allá de la búsqueda de su propio beneficio. Por eso conviene resaltar de vez en cuando, que afortunadamente también existen algunas pocas que, al no poder cumplir con su deber, tienen la entereza de reconocerlo de manera pública. No tenemos la convicción de estar atacando todos los días a los gobernantes, nuestra labor es crítica y con el espíritu constructivo de que, ante las fallas y los desaciertos, se hagan las rectificaciones, porque un presidente es un administrador del país, y del mandatario depende que se inviertan bien los recursos del Estado que en gran parte se nutren de los impuestos que pagamos los contribuyentes.

Por eso nos ha parecido que el acto de contrición de la Presidente Xiomara Castro, al admitir que no ha podido cumplir con la mayoría de los compromisos ofrecidos durante su campaña, es una manifestación de honradez política, porque de otra manera, si ella hubiera presumido haber desarrollado un periodo de gobierno exitoso, con un alto porcentaje de soluciones cumplidas a las promesas de gobierno, hubiera pecado de incurrir en la mentira más grande de la historia política. Admitir que, cuando transcurren casi las tres cuartas partes del gobierno, le queda el sabor amargo de haber hecho tan poco, es un acto que merece el elogio de la opinión pública, porque en nuestro país, casi nunca un presidente que ha fracasado en su gestión de gobierno, ha tenido la entereza y la honradez cívica de admitir que es muy poco lo que ha hecho y es más lo que ha dejado de hacer, lo que es una realidad que está a la vista pero que los demás funcionarios de gobierno se empeñan en querer negarlo con falsedades que ni ellos mismos se las creen.

En la obra «Un hombre para la eternidad» del escritor inglés Robert Bolt, donde se describe magistralmente a Santo Tomás Moro, el gran intelectual y político europeo nombrado por el extinto Papa Juan Pablo II como el patrono de los políticos, hay un pasaje pragmático donde un cardenal de Inglaterra le reprocha a Tomás Moro sus escrúpulos de conciencia con respecto a la nulidad o validez del matrimonio del Rey Enrique VIII con Catalina de Aragón, con la consiguiente respuesta de Tomás Moro: «cuando los gobernantes hacen caso omiso de sus conciencias en nombre de sus deberes, acaban llevando a sus países por el camino más corto hacia el caos».

Es natural que muchas veces nos fijemos más en aquellos gobernantes y funcionarios que actúan sin escrúpulos y sin respetarse ni siquiera a sí mismos, entre otras cosas porque se les juzga por su incompetencia como un peligro para la sociedad, excusándose con alarde de lo que no han hecho ni podrán hacer, jactándose de sus mentiras, lo que los convierte en seres despreciables por su manía de querer engañar a los ciudadanos. Por eso creemos que es asunto de nobleza destacar la honradez de la Presidente Xiomara Castro, al reconocer que no ha podido ni podrá cumplir en el corto tiempo que le queda al frente de gobierno, con la sarta de promesas que lanzó al vuelo durante la campaña de gobierno y que se le quedan como proyectos incumplidos.

Creemos que a la Presidente Xiomara Castro le llegó el momento de descolgarse de la mentira de la CICIH, una promesa que no podrá cumplir mientras en el Congreso Nacional no se revierta la barbaridad de estar dirigido por una persona que sigue presidiendo en condición de usurpador, igual que revertir el daño a la dignidad de la nación revocando el “Decreto de Impunidad” disfrazado de amnistía, con el que se favoreció a una serie de personas que siguen teniendo cuentas con la justicia.

Creo que en Honduras no ha habido mandatarios que asuman con honradez que no le han cumplido al pueblo, por lo que nos parece una actitud positiva que conviene destacar y agradecer a la Presidente Xiomara Castro, al manifestar de manera espontánea que no podrá cumplirle al pueblo una serie de proyectos ofrecidos. No hay mucho de qué hablar en este tema si buscáramos ejemplos de otros gobernantes que, aparte de las excusas naturales que pueden tener por haber hecho muy poco durante estuvieron a cargo de la administración del Estado hondureño, incluso, podemos afirmar que la Presidente Xiomara Castro actuó con generosidad al excusarse ante la población, aunque le faltó decir en su defensa, que no pudo hacer mucho por el mal equipo de gobierno del que se rodeó, que no le supo responder, porque todos se dedicaron a la lisonja oficial, creyendo que con eso bastaba para poner a Xiomara Castro en un pedestal.

Ante la actitud desvergonzada y sonrojante de aquellos gobernantes y funcionarios que mienten continuamente sin inmutarse, con tal de conservar el poder o el cargo en el gobierno, es digno de reconocer la admisión de la Presidente Xiomara Castro de haber muy poco por la población, con la que queda con una deuda cuantiosa por lo poco que ha hecho su gobierno. Esta admisión de la Presidente Xiomara Castro es un acto de honradez política, pero por supuesto, que no basta para poder librarse del castigo del pueblo. Porque el pueblo puede perdonar, pero no olvidar y la mejor forma de cobrarse la ineptitud y la incompetencia de los gobernantes es con el voto de castigo, que al final es el arma de los ciudadanos para despedir a los gobernantes que le han fallado. Las excusas de la Presidente Castro quedaran allí, porque nadie más que el pueblo sabe que desde que las excusas se inventaron, los gobernantes las usan para buscar no quedar mal. 

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 19 de julio de 2024.